La Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, en colaboración con el Observatorio de Plagas del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL), evaluará hasta el 31 de mayo cerca de mil quinientas parcelas de la comunidad para detectar la posible presencia del topillo campesino. La medida es habitual en todas las primaveras. ASAJA-Palencia viene reclamando a la administración autonómica que, además de las labores de seguimiento y análisis de la especie, estudie, aplique y financie una solución real y eficaz ante las plagas cíclicas del topillo y los daños agrarios que causan.

Vista aérea de los daños del topillo ocasionados este invierno en una explotación de la Tierra de Campos palentina.

La Junta y el ITACyL ya emitieron en septiembre un primer aviso para que los agricultores tomasen medidas de prevención. Asimismo, desde la administración regional mantienen reuniones periódicas de seguimiento de la presencia de esta especie.

En esa línea, los técnicos van a realizar sobre el terreno hasta el 31 de mayo la inspección de unas mil quinientas parcelas de todas las provincias de Castilla y León, lo que la propia Consejería define como «una práctica habitual todas las primaveras que se lleva a cabo como medida de prevención».

ESTRATEGIA FALLIDA. Para ASAJA-Palencia, la estrategia de la Junta está resultando fallida, al menos en lo que a los daños al campo se refiere, ya que se circunscribe a un seguimiento y estudio de la especie y su evolución en el tiempo.

Nuestra organización considera que esa línea de trabajo ya tiene suficiente recorrido y existe conocimiento sobrado sobre el comportamiento de la especie. Por eso, ha planteado reiteradamente a la administración regional que estudie, aplique y financie una solución real y eficaz ante las plagas cíclicas del topillo y los daños agrarios que causan.

Nuestra organización lamenta que, después de quince años desde la primera gran plaga de topillos, el esfuerzo siga prácticamente limitado a meros diagnósticos y la propuesta de unas medidas preventivas que resultan insuficientes e ineficaces, y a menudo contrarias a las prácticas agronómicas que se fomentan en la PAC.

PROBLEMA SANITARIO. Para ASAJA- Palencia, la nueva estrategia impulsada hace ahora cinco años por la Consejería de Agricultura y el ITACyL tampoco ha evitado la proliferación del roedor. Nuestra organización comparte que crezca la preocupación cuando hay riesgo de efectos sobre la salud humana, ya que el topillo es vector de contagio de enfermedades como la tularemia, un peligro al que también se exponen los profesionales del campo y sus familiares como uno de los colectivos más afectados.

Pero la preocupación por el posible problema sanitario no puede suponer que los daños a la producción agraria se den por amortizados, sin ofrecer soluciones para que el agricultor pueda manejar la situación y compensaciones para los perjuicios que la plaga ocasiona.

PRESENCIA, NO PLAGA. Hasta la fecha, como no podía ser de otro modo, la Consejería de Agricultura, «sí ha tenido constancia de la presencia de topillos en algunas zonas» (entre ellas, varias de la Tierra de Campos, como viene denunciando ASAJA-Palencia), si bien «no ha recibido aviso de alerta alguna que pueda considerarse una plaga, por lo que pide tranquilidad a los agricultores» de Castilla y León, «pero también vigilancia y colaboración».

Hace tres meses, la Junta insistió en la necesidad de tomar «medidas de prevención y control integral» que puedan evitar una futura proliferación del topillo campesino en las tierras de Castilla y León en la actual campaña de cultivo. Para ello, convocó en enero a la Comisión de Roedores y pidió colaboración al Gobierno de España, las diputaciones provinciales y la Confederación Hidrográfica del Duero para esas medidas. 

VÍAS DE DISPERSIÓN. Hay que subrayar ese papel de gestores que tienen en las llamadas vías de dispersión no cultivables (cunetas, regatos, desagües, linderos herbáceos entre parcelas, zonas adyacentes a infraestructuras de comunicación e hidráulicas, zonas de policía de cauces de agua…), para que procedan a la limpieza de su cubierta vegetal en aquellas que se observe colonización por el topillo, siempre que sea posibles, medida que es más eficaz cuando los cultivos adyacentes no están desarrollados.

Esa implicación es importante, y no sólo la de los agricultores en la aplicación de las recomendaciones a los profesionales del campo, como el laboreo del terreno para la destrucción de las galerías y los nidos del topillo, la creación de bandas de seguridad, el mantenimiento de la cubierta vegetal lo más corta posible en el caso de las alfalfas (cultivo en el que debe permanecerse más alerta), la aplicación de productos fitosanitarios autorizados o la instalación de cajas nidos para rapaces, entre otras, que la experiencia está demostrando insuficientes y de eficacia limitada en cuanto a impedir los daños del roedor en los cultivos./

La estrategia preventiva que viene aplicando la junta se está demostrando insuficiente y de eficacia limitada en cuanto a impedir los daños del topillo en los cultivos