Leemos estos días los problemas que los ingleses están sufriendo por la disminución de la mano de obra europea, como consecuencia de la entrada en vigor del Brexit, el 1 de enero de 2021. La falta de personal europeo, que hasta esa fecha venía cubriendo numerosos puestos de trabajo, se hace notar en todos los sectores, especialmente en el transporte y distribución, lo que hace que en los supermercados comiencen a faltar productos y, en la industria, la falta de
componentes ralentiza el trabajo y aumenta los costes. Al final el perjudicado será el consumidor final, que pagará más caros los productos que necesita para el día a día. Todo hace pensar que los partidarios del Brexit quizá no tuvieron en cuenta las consecuencias de su decisión, cegados por la euforia del momento, hoy son muchos los arrepentidos de su voto.

Si nos trasladamos a nuestro sector, podemos tener varios ejemplos donde las decisiones que se están tomando pueden ser muy perjudiciales en un corto espacio de tiempo. Aún impactado por las consecuencias del incendio de Navalacruz (Ávila), donde se han calcinado 22.000 hectáreas, con una daño incalculable sobre la economía y la ecología de la zona, es el momento de pensar seriamente si las decisiones del Ministerio de Transición Ecológica, no acabarán costando muy caro a este país. Me refiero concretamente a la apuesta incondicional por el
lobo, del ejecutivo de Teresa Ribera, que está poniendo contra la espada y la pared a muchas ganaderías de extensivo de Castilla y León y del norte de España, que limpian montes y bosques en una labor impagable para la prevención y control de incendios. Labor que si dejan de hacerla nuestras ganaderías, no será realizada por nadie.

Otro tema que me preocupa, y mucho, son las posibles repercusiones a medio plazo de la nueva
PAC, a cuyo traje se están dando los últimos retoques, para ver de forma definitiva cómo nos afecta, y donde tenemos muy claro que el color será verde. Verde americana, pantalón, camisa y corbata. Un color que la Unión Europea adopta con tanta firmeza, como desinterés genera en el resto de países y continentes.

De nuevo asistiremos a un escenario donde las reglas del juego no serán las mismas para todos. Las producciones de la Unión Europea tendrán que competir con las de otros países, que no cumplirán los requisitos que aquí nos estamos imponiendo. El llamado “Pacto Verde” al final significará producir menos y con un mayor coste. El objetivo inicial de la PAC -garantizar el suministro de alimentos, baratos, de calidad y con las mayores garantías sanitarias- puede estar comprometido con las normas que ahora se establecen en la U.E.

El peligro está en romper el equilibrio productivo que ahora tenemos, y tener que buscar en los mercados internacionales para cubrir las necesidades de la población, sabiendo que serán más
caros y de menos calidad. Y en el peor escenario, el desabastecimiento de muchos de ellos, pues tenemos que tener claro que la población mundial está en aumento, y por lo tanto el consumo de alimentos será mayor. Ceder en la capacidad productiva tiene sus riesgos, y éstos deberían tenerse en cuenta antes para no llevarnos sorpresas posteriormente. Cuando se toman decisiones tan importantes, estamos hablando de alimentación humana, hay que valorar muy bien las consecuencias, y en este caso todo parece indicar que no ha sido así.