Con las últimas cosechadoras abandonando las labores de recolección en las comarcas del norte de Palencia, es el momento de hacer una valoración de la misma. Sin llegar a los números el año pasado, donde logramos una de las mejores producciones de
la historia, si no la mejor, la campaña 20/21 en nuestra provincia podemos catalogarla de forma general como “muy buena”, y más teniendo en cuenta que en este momento tenemos buenos rendimientos y un precio más que aceptable.

Debemos disfrutar del momento, todos sabemos que en nuestra profesión no siempre se recogen los frutos del trabajo diario, dependemos de muchos factores que no
podemos controlar, climatología fundamentalmente, y otros como plagas, políticas perversas que venimos sufriendo desde hace tiempo, y los precios, tanto de lo que vendemos como de lo que compramos, muchas veces manejados de forma interesada para hacer caja con nuestro esfuerzo.

Llevamos unos años donde nuestro sector está siendo maltratado y criminalizado, donde lejos de reconocer nuestra labor como productores de alimentos, de calidad, seguros y baratos, se cuestiona todo de nuestra actividad: nuestra forma de producir, la seguridad de los alimentos, el manejo del ganado, se nos culpa del cambio climático
y de múltiples otros males. Al menos en nuestro país, aplaudido e impulsado, por una clase política de perfil muy bajo, indocumentada e insensata, que actúa de cara a la galería, y que lo único que persigue es ganar puntos para intentar perpetuarse en unos despachos a los que jamás debieron llegar.

En un contexto de incertidumbre, provocado fundamentalmente por una nueva PAC, que ya me aventuro a decir, que siguiendo las pautas de las anteriores, será aún
peor que la actual, al menos, tenemos la satisfacción de ver que el campo sí ha reconocido nuestro esfuerzo y nos ha recompensado como nos merecemos, algo muy importante para poder encarar la nueva sementera con optimismo. Y es que, si algo tiene de especial nuestra profesión, es que en septiembre siempre empezamos de nuevo, con lo cual podemos renovar la ilusión y empezar a soñar con una nueva cosecha.

Empezaba este editorial, reconociendo la buena cosecha que hemos disfrutado, pero
no todo son bondades, en este momento “sufrimos” unos costes de producción muy altos, los costes energéticos disparados (electricidad y combustibles), fertilizantes, semillas, maquinaria, todo ha experimentado unas subidas importantes. No sé si será
casualidad, pero cada vez que viene un buen año, se encarece todos lo que necesitamos comprar para desarrollar nuestra actividad profesional, y no creo que sea tal casualidad, más bien parece que vienen a hacer caja por nuestro buen año.

La felicidad no puede ser completa, ya que el sector ganadero sigue inmerso en una crisis de precios muy importante en la venta de carne y leche, acrecentada por la convergencia antiganadera de la PAC actual, y el buen precio de los cereales vuelve a dar una vuelta de tuerca más en la rentabilidad de las ganaderías que, si en muchos casos ya están produciendo a pérdidas, están viendo como el coste de la alimentación animal está subiendo de forma muy importante en los últimos meses, y los pequeños gestos que pueden producirse, en forma de mejorar los precios de la leche, de ninguna manera compensan el tremendo aumento de los costes de producción.

Me atrevo a decir, que los próximos meses van a ser importantísimos para el futuro de
la agricultura y ganadería de ese país. Por un lado conoceremos como nos afecta la P.A.C., pero también tenemos una batalla contra las políticas que se están estableciendo: lobos, cambio climático, medio ambiente, agua, consumo de carne, etc. que pueden hacer peligrar el futuro de nuestro sector. Creo que está llegando el momento de dar un golpe en la mesa en defensa de nuestros intereses y del futuro del sector agrario, es sumamente injusto que estemos aportando tanto a la sociedad y las políticas que se vienen realizando sean tan contrarias a nuestros intereses.