Poco que celebrar en este San Isidro de 2023. La sequía arrastrada desde hace meses fía poco ya a las lluvias que puedan caer a partir del 15 de mayo, aunque todavía podrían ser un alivio para parte del secano, para las reservas de regadío y para los agotados pastos frescos. “De la lluvia que pudiera venir depende que la cosecha de 2023 se hunda más todavía y supere el triste récord de la de 2017, o que quede ligeramente por encima. En todo caso, será la segunda peor de la década”, resume Donaciano Dujo, presidente de ASAJA de Castilla y León. Para la presidenta de ASAJA Soria, Ana Pastor, el año se avecina «catastrófico».

La primavera extraordinariamente seca, tras un invierno parco igualmente en precipitaciones, con nieves casi ausentes, y especialmente el mes de abril, el más árido desde 1951, han llevado la campaña a un callejón sin salida. Las predicciones de rendimientos elaboradas por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León sobre datos de la AEMET, confirman numéricamente lo que los agricultores y ganaderos llevan constatando muchas semanas: rendimientos muy por debajo de la media en trigo y aún más en cebada en todas las provincias, y peores aún en una franja amplia de intensa sequía que abarca provincias del sur pero que se extiende también hacia el este e incluso el norte de la región.

Esta pertinaz falta de agua, unida a un suelo seco, temperaturas inusualmente elevadas y escasas reservas, arrastradas de tiempo atrás, dejan poca esperanza en el pronóstico para las semanas que faltan para la ya inminente recolección. Porque además se observa un adelanto importante de las fechas de cosecha, en torno a quince días. Esta es la razón por la que muchos agricultores estén dando parte a Agroseguro para poder cambiar sus parcelas y segar en verde lo poco que hay, destinando la producción a un forraje que escasea y que complica enormemente la situación de los ganaderos.