La agricultura no se escapa de la subida de las materias primas, lo que está encareciendo todos los ‘inputs’ del sector provincial y en especial los abonos nitrogenados, que han duplicado su precio

La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores de Soria (ASAJA Soria) constata que dura muy poco la alegría en la casa del pobre y que la rentabilidad de la cosecha de cereal en esta última campaña se la está llevando el abusivo precio de los fertilizantes, que en tan solo unas semanas ha duplicado su precio con respecto a la campaña anterior. Esta misma semana los medios informaban de que el alto coste de las materias primas obligaba a la compañía Yara a reducir notablemente su producción para Europa y a Fertiberia a suspender de momento un mes su producción en una planta ante el alza del precio del gas natural, porque además de la energía es la base para la producción del nitrógeno industrial.

El porcentaje del gasto total de los fertilizantes, según datos del COPA-COGECA, vendría a ser por sí solo al menos el 26 % de los costes operativos de los agricultores en Europa. Este año, con la situación actual, alcanza ya el 50 por ciento de los gastos. Esta subida, junto con el resto de insumos y gastos, va a suponer un incremento de costes con respecto al año pasado de 9.000 euros en una explotación media de 140-150 hectáreas.

ASAJA reclama medidas al Gobierno español y a las instituciones europeas para el control de esta desmesurada subida y para amortiguar el impacto en las explotaciones agrícolas. Casualidades de la vida, hoy 13 de octubre, ASAJA Soria participa en una reunión regional sobre el desarrollo del Plan Nacional de coordinación de controles para el funcionamiento de la cadena alimentaria.

El proceder normal de formación de precios haría que estas alzas de los precios se fueran trasladando hasta llegar al consumidor en la alimentación, algo que la sociedad debería tener presente.

Sin embargo, y es una advertencia para nuestras administraciones, no podemos tolerar que como siempre esta repercusión en cadena termine en el primer escalón y que esta subida de los insumos se traduzca en pérdidas exclusivas en el sector agrario. Con todos estos problemas lo único claro es que el agricultor, que ya va con la lengua fuera, si se le sigue apretando la corbata, acabará muerto.