El famoso escritor y humorista estadounidense Mark Twain dijo una vez que hay tres clases de mentiras: “las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”. Y digo esto porque en Soria estamos empezando a cansarnos de esas falacias cuando se refieren al campo. La última es el anuncio del Ministerio de Agricultura de que la renta agraria creció un 5 por ciento en 2016. Eso es como si decimos que en la provincia de Soria viven 950.000 personas porque la media de España está en algo más de 90 habitantes por kilómetro cuadrado. La realidad es que no somos ni 90.000, lo queramos o no, nos inventemos figurantes o casi contemos los gatos y perros que deambulan por los frontones de los pueblos. Pues eso sucede ni más ni menos con los datos de la renta que cacarean las administraciones. Dentro de las producciones vegetales destaca el aumento de valor del aceite de oliva que llega hasta un 61,3 por ciento. Enhorabuena por ese buen dato a nuestros compañeros los productores de aceite, aunque también sabemos que esos datos enmascaran otros problemas de su día a día, como los precios de los medios de producción, la burocracia, los problemas a la hora de la distribución, etcétera… Sin embargo, en una provincia como Soria los buenos datos no aparecen ni en broma. Con precios de los cereales iguales o inferiores a los de 1985, ustedes nos dirán si estamos con humor para aguantar estadísticas…

En ese mismo botón que algunos iluminados han apretado para imprimir y divulgar las cifras puras y duras también debería estar el de solicitar la regularización de los mercados para frenar la caída de precios que ha afectado el año pasado a sectores vitales para los profesionales del campo y me atrevería a decir que para la sociedad en general, como son la leche, los cereales, el vino y las frutas y hortalizas. Todos también sabemos que por muchos porcentajes rimbombantes que se ofrezcan a los medios de comunicación, está claro que es injusto e irritante que la diferencia del precio de lo que se paga al agricultor y al ganadero con lo que paga el consumidor sea del 200 por ciento en muchos casos. Imaginen el escándalo y la asfixiante repercusión mediática si se produjera este desbarajuste ruinoso en otros sectores…

A todos esos que se mofan de hacer del diez el siete su media también me gustaría que fueran los primeros en exigir que se aplique de una vez por todas la ley de cadena alimentaria y que se veten prácticas abusivas como la venta a pérdidas. Y más allá de las cifras, el sector pide a gritos que se controle a todos los oligopolios que operan con una impunidad que es un insulto, que es una vergüenza consentida por quienes tienen atribuciones para acabar con ella y por los motivos que sea no lo hacen y ni siquiera lo intentan.
Señores políticos y señoras políticas, déjense de fuegos artificiales, de estadísticas que no son reales y pongan fin a la ‘cocinada a su gusto’ aplicación de datos macroeconómicos sobre una actividad lastrada, como ya he dicho y lo repito mil veces si hace falta, por unos ruinosos precios en origen, la veleidad de la climatología y una alarmante falta de peso en la cadena alimentaria. En el ámbito comercializador también hay problemas gravísimos para poder competir en mercados en igualdad de oportunidades, así que no nos vengan con el jueguecito de los números para desviar la atención.

Si quieren, hacemos estadísticas de lo que cobran ustedes al mes y las lanzamos sin ton ni son, sin ponderar su esfuerzo, su tiempo, su talento, su intención, su profesionalidad… Imagino que lo verían como algo absurdo. Pues eso, menos datos y más campo, más precios justos y más justicia y transparencia en las relaciones entre los productores, los intermediarios y los consumidores.

CARMELO GÓMEZ SANZ. PRESIDENTE DE ASAJA SORIA