Muchos compañeros de ASAJA de toda España coinciden conmigo en que estamos ante un ataque deliberado a la agricultura y la ganadería con la reciente propuesta de la Política Agraria Comunitaria (PAC) por parte de la Unión Europea para el ciclo 2028-2032, que anticipa un recorte presupuestario del 20%. Ante esta nueva asfixia al sector tenemos que arrimar el hombro desde Cádiz a Oviedo, desde Ágreda a Langa de Duero, para que en Bruselas entiendan que somos esenciales.

Me gustaron unas declaraciones recientes de María Morales, presidenta de ASAJA Sevilla, cuando criticó duramente a Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y dijo que está faltando al respeto a los agricultores y ganaderos con decisiones miopes. Para mí ya es que no son ni miopes, son de ceguera total… No tiene en cuenta la realidad del campo en el contexto del nuevo marco financiero que llega en un momento en el que el sector, sobre todo cerealista, está sufriendo mucho.

Somos agricultores profesionales y eso hay que valorarlo dentro de casa y fuera, dentro del sector y fuera, dentro de España y fuera. Queremos respeto a los agricultores porque somos la base de toda la economía europea. Espero y confío en que la negociación que ahora comienza revierta esta pésima noticia para los agricultores y los ganaderos sorianos. Esperamos que los europarlamentarios españoles, algunos con los cuales-como recordaréis- ya hablamos en abril personalmente, se opongan frontalmente en bloque a esta propuesta y recuperemos la estructura de la PAC como la hemos tenido en los últimos años. No se nos puede pedir más a los agricultores y ganaderos con menos dinero. Es complicado enfrentarnos a la crisis climática sin más recursos. Europa tiene que apostar fuertemente por el sector primario y no darnos la espalda como lo ha hecho con esta propuesta. El hecho de que se difumine la PAC y se pierda la estrategia comunitaria sólo servirá para generar desigualdad entre países e incluso comarcas y no solamente en el aspecto agroganadero.

A este panorama a medio y largo plazo hay que sumar otro que ya está aquí y es el de las dificultades que se atisban a la hora de la próxima sementera. Que nadie se tome a broma el dato de 40.000 hectáreas menos sembradas entre 2021 y 2024 ni la insostenible campaña que pueden afrontar los cerealistas de la provincia dentro de nada. Y a la hora de identificar el causante del problema podemos hablar de los altos costes de producción, la falta de liquidez, las importaciones de cereales a precios irrisorios y las exigencias medioambientales. A esto último sería interesante añadir que no estaría mal que se flexibilicen las normas de condicionalidad de la Política Agraria Común, los regímenes ecológicos y los compromisos agroambientales y climáticos.

Parece algo muy simple, pero los políticos se empeñan en que no lo sea. Se trata de que las exigencias que marca la normativa se puedan cumplir, podamos trabajar, se eviten sanciones y penalizaciones y no se pierdan fondos. A ver si es posible que este otoño no se utilice al campo como cortina de humo para tapar otros problemas políticos. No puede ser una buena idea atacar directamente al tejido productivo y social del campo, porque a la larga es ir contra toda la sociedad. Es injusto no respaldar a un sector estratégico como el nuestro, cuando precisamente el campo ha estado ahí en los momentos más duros de estos últimos años, alimentando y sosteniendo a la sociedad. Por desgracia, los últimos acontecimientos en torno a los incendios, récord de superficie quemada en 2025, nos da la razón a lo que tantas veces hemos dicho. Lamentablemente no considerar la opinión de los que estamos en el campo, cuando no desdeñarla, está trayendo sus consecuencias, un campo “naturalmente” desgreñado y enfermo. Sin ganaderos, sin agricultores, cuyo medio de vida depende de un campo cuidado y sano, estas desgracias serán cada vez mayores.

 

ANA PASTOR SORIA

PRESIDENTA DE ASAJA SORIA