Control para que la PAC llegue al que produce, por Joaquín Antonio Pino*

Pedimos que se vigile para que las ayudas se destinen a los verdaderos profesionales

 
Cerramos un difícil 2014 con la certidumbre de contar con una cierta estabilidad hasta el año 2020 gracias a la nueva Política Agrícola Común (PAC). Eso sí, sabemos que la PAC no da para grandes festines porque para nuestras explotaciones supone, de media, el 30 por ciento de los ingresos, destinados a compensar la pérdida de renta derivada de los mercados, pero no es menos cierto que con esta garantía respiramos un poco más tranquilos.    
 
Tras mucho debatir y aportar, la nueva PAC, su aplicación en España, vio la luz con su publicación en el Boletín Oficial del Estado. Y ni es todo tan oscurso -porque se mantiene el presupuesto para nuestro país- ni tan bonito como lo pintan, porque finalmente por indicación de la Comisión Europea se ha abierto la puerta a que quien no sea agricultor o ganadero activo pueda ser perceptor de ayudas PAC.
 
Hay que recordar también que la definición de agricultor activo salió muy mermada de las negociaciones. Para ser perceptor PAC es necesario que al menos el 20 por ciento de los ingresos agrarios provengan  venta de los productos, y ahora, en casos excepcionales, se abre a quienes demuestren actividad agraria. Pues bien, reclamamos que los controles sean eficientes y esta excepción tenga carácter excepcional. Existen herramientas suficientes como la condicionalidad o el pago verde que permiten conocer si quien se encuentra dentro del nuevo sistema de Pagos Directos realiza una actividad, productiva o temporalmente de mantenimiento de la explotación, o por contra no realiza actividad alguna. 
La aprobación de la aplicación de la PAC en España supone el cierre de un año complicado, con el sector cerealista tocado por la mala cosecha y bajos precios, igual de malos que los del girasol y el maíz y casi peor el precio al que hemos podido vender las patatas. Los sectores ovino y caprino por fin han vivido una revalorización del precio de la leche, mientras que los sectores ganaderos de carne ha visto caer su valor por la caída de las exportaciones. El sector vacuno de leche no lo tiene mejor, con un precio bajo, la supertasa y la incertidumbre motivada por el fin de la cuota láctea. En suma, un año difícil que deja paso al de la llegada de la nueva PAC.
 
*Joaquín Antonio Pino es presidente provincial de ASAJA