Crisis de precios y de compromiso, por *Joaquín Antonio Pino

Artículo de opinión publicado en Diario de Ávila, especial Feria de Muñana 2014.

¿Qué pensaría si, mes tras mes, cuantas más horas trabaja más dinero pierde? Así afrontamos los agricultores y ganaderos campaña tras campaña; arriesgando nuestro dinero como si fuésemos una empresa del Ibex 35, cuando en realidad no somos más que empresarios autónomos, y a mucha honra, asumiendo años muy difíciles y de muchas pérdidas y otros mejores con los que a duras penas compensamos estas campañas en las que solo cosechamos pérdidas.

No hay que ir muy lejos. Esta campaña de la patata está siendo catastrófica, con precios tan bajos que no cubren ni de lejos los costes de producción, ni mucho menos nuestro trabajo y esfuerzo. Recibimos por cada kilo de patata entre cuatro y seis céntimos de euro, una cantidad insultante con la que estamos abocados a la ruina más absoluta. Y si al menos de este precio irrisorio se pudieran beneficiar los consumidores, todavía nos sería de consuelo, pero ni eso. En los lineales los consumidores abonan hasta un 2.500 por cien más. ¿Que si está funcionando la Ley de mejora la Cadena Alimentaria? Juzguen ustedes mismos, porque la situación que padecemos año sí y año también es un sinsentido.

A la patata se suma el cereal, cuyos bajos precios para los agricultores no repercuten en un descenso de precios para el ganadero, el porcino o el vacuno, y así un largo etcétera. La paradoja es que jamás determinamos el precio de los productos que producimos.

Está claro que en cuestiones como la climatología -siempre estamos pendientes del cielo, de los litros por metro cuadrado caídos o de la falta de lluvia que nos dejará sin pastos para nuestros animales- poco podemos hacer. Pero la cosa cambia con leyes como la de la Cadena Alimentaria. Algo se ha avanzado sí, pero no es suficiente. 

Una de arena, y muy gorda, y ahora toca la de cal, porque el sector está batiendo récords en lo que a incorporaciones al campo se refiere. En la última convocatoria de ayudas de incorporación al campo, que por cierto se publicó con retraso, Ávila se situó a la cabeza en número de solicitudes presentadas, con un total de 163. Una apuesta la que hacen nuestros jóvenes por dedicarse profesionalmente a la agricultura y a la ganadería, un sector que no regala nada pero que, estamos convencidos, tiene futuro. Futuro para vivir del campo con dignidad, para producir alimentos de calidad con los que alimentar a la sociedad. Ahora bien, lo que hace falta es que las Administraciones con responsabilidad en que este futuro deje de ser incierto den al sector primario la importancia que se merece y solucionen, de una vez por todas, los problemas que asfixian a un sector fundamental en nuestra economía: precios, saneamiento ganadero y los daños de la fauna salvaje, incluidos los ataques de lobos, por comenzar por alguna parte.  

Y ya para terminar, en nuestra provincia, exigimos seriedad y capacidad en lugar de la falta de compromiso a la que nos tienen acostumbrados, ahora con el futuro de la Cámara Agraria Provincial, por buscar una solución a la maltrecha situación de una entidad que ofrece servicio a nuestros agricultores y ganaderos a través de las Juntas Agropecuarias Locales. ASAJA colaborará con todo aquél que trabaje por el futuro de la Cámara Agraria Provincial. Pero en echar el candado a este organismo o dilapidar el patrimonio de todos los agricultores y ganaderos de la provincia, que es tirar piedras contra nuestro propio tejado, ahí desde luego no nos encontrarán. Y si falta capacidad o actitud, que dejen paso. 

 

*Joaquín Antonio Pino es presidente provincial de ASAJA