El 30 nos vemos en Valladolid

Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA Castilla y León

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Es agosto, el mes de rematar la cosecha, de la fiesta y los reencuentros con la familia en los pueblos. Pero este agosto no es como otros: para los agricultores y ganaderos, la procesión va por dentro, como dice el refrán. Lo que temíamos ya es una realidad, y la montaña de cereal en la nave de otras campañas hoy es un simple montón. Hemos repasado los campos con la cosechadora, hemos recibido a los peritos de Agroseguro, y ya sabemos, con números concretos, el triste resultado que nuestra inversión y nuestro trabajo han dado en 2017. Por un lado sequía, por otro lado heladas, para remate la falta de agua para el riego y por si fuera poco el golpe de granizo han sido la combinación nefasta para rematar el peor año que hemos conocido los agricultores y ganaderos que hoy estamos en activo.

¿Y ahora qué? La falta de cosecha, y de alimento para el ganado, se traducirá en ceros. Cero euros para afrontar lo que viene, porque en el campo hay que seguir proyectando la nueva sementera y al ganado hay que continuar alimentándole. ¿Ayuda de las administraciones? Pues ayuda, lo que se dice ayuda real: ni está, ni se la espera.

Sin embargo, si escuchas a nuestros políticos, parece que cada día llueven millones para el campo. Los responsables de distintas administraciones, y especialmente de la consejería de Agricultura, han hecho de la sequía una bandera propagandística. Una postura que desde ASAJA criticamos, por varios aspectos. El primero, porque esa propaganda está poniendo a los pies de los caballos al sector agrícola, ya que con tantas promesas la opinión pública se va a creer que en esta campaña ruinosa vamos a sacar tanto o más beneficio que en años buenos. Y el segundo punto que criticamos, es que se está confundiendo a los propios agricultores y ganaderos, anunciando préstamos y partidas económicas inexistentes, que chocan con la cruda realidad.

Porque a día de hoy, la realidad es que las ayudas de la PAC las vamos a cobrar en la misma cuantía y en el mismo momento que el año pasado, cuando no había problemas especiales. Respecto a los préstamos, la realidad es que el Estado español pone muy poco dinero para avalar, la Junta va a pagar unos intereses mínimos (el 0,70 por ciento), y las entidades financieras van a sacar al mercado un dinero que ya tenían y que en muchos casos hasta costaba colocarlo. Lo peor de todo esto es que quien más lo necesita no puede acceder a esos préstamos: casi en uno de cada tres casos se deniega el aval, lo que complica la tramitación.

También importantísimo es el seguro agrario. Cansados estamos de oír repetir tanto a consejería como ministerio la frase “lo que es asegurable, no es indemnizable”. ¿Cómo no se les caerá la cara de vergüenza, apelar al seguro, cuando desde 2015 la Junta no subvenciona con un solo euro el seguro agrario? No olvidemos que menos de la mitad de la superficie cuenta con seguro, y que en muchas zonas los rendimientos reconocidos son tan bajos que tiene que llegar un año tan catastrófico como el actual para cobrar algo.

Con lo mencionado y algunas pequeñas aportaciones -al abastecimiento de agua para ganadería extensiva, posibles condonaciones de alguna tasa y aplazamientos de la seguridad social- las administraciones se dan por satisfechas. Desde el primer momento se cerraron en banda a la principal reivindicación del sector: ayudas directas para los agricultores y zonas más afectadas, y un seguro potente que cubra verdaderamente todo el territorio y producciones.

Ante esta situación de cerrazón por parte de las administraciones en el peor año de la agricultura y ganadería de Castilla y León, de manera conjunta y unánime tres de las cuatro organizaciones agrarias, ASAJA, UCCL y UPA, hemos convocado un calendario de protestas, que se iniciará con una serie de actos en diferentes provincias, y culminará el 30 de agosto con una manifestación regional en Valladolid. Quiero contar con todos vosotros para defender bajo el paraguas de la unidad, con la razón por delante y con contundencia, las ayudas que el sector se merece. Nosotros, campaña a campaña, hemos contribuido con nuestro esfuerzo a aminorar la situación de crisis en Castilla y León todos estos años de atrás, ejerciendo de motor de la maltrecha economía regional; es justo que ahora sean las administraciones las que apoyen al campo y le ayuden, para poder superar este año de pérdidas y seguir trabajando.