Lo que trajo 2013, por Donaciano Dujo

Donaciano Dujo es el presidente de ASAJA de Castilla y León

 
Concluye el año 2013. Echando la vista atrás, podríamos resumirlo como el año de la espera. El año de las mil negociaciones en torno a lo que será la inminente reforma de la PAC, que se anunciaba como 2014-2020 pero que todavía tiene flecos por aclarar, por lo que el año que viene será un periodo de ajuste. Todavía no se sabe con certeza en qué quedará la definición de agricultura activa, cuáles pagos serán acoplados o cómo será el programa de desarrollo rural. Sí nos llevamos de este año la certeza de que el presupuesto destinado a la PAC y a desarrollo rural seguirá en un nivel similar al actual, y que con seguridad Castilla y León no perderá fondos. Eso nos permite mantener cierto optimismo e ilusión en los próximos siete años, un periodo importante, sobre todo teniendo en cuenta la volatilidad general de nuestra economía. El campo aparece en estos momentos como un sector “un poco” más seguro que otros.
 
En el plano autonómico, durante todo este año también se ha trabajado en preparar lo que será la futura Ley Agraria de Castilla y León, que será aprobada por las Cortes en los inicios del año 2014. Desde ASAJA entendemos que es justo y también necesario que un sector tan importante para la Comunidad Autónoma como es el primario tenga una ley propia que recoja los aspectos principales tanto del propio sector como de los hombres y mujeres que en él trabajamos. Como hemos dicho, nos hubiera gustado que esta ley hubiera sido más ambiciosa, y hubiera incluido el mundo rural en su conjunto, porque nuestro trabajo se desarrolla en un territorio muy concreto. Para los agricultores y ganaderos y sus familias, no pueden desligarse las reivindicaciones productivas de las sociales, educativas o sanitarias, porque son ellos los que principalmente residen y dan vida a los pueblos. Son ellos protagonistas en eso que ha llenado tantas páginas a lo largo de 2013 –y lo que te rondaré, como se suele decir–, la ordenación del territorio, algo que no puede culminar en éxito si no se cuenta con los vecinos de los pueblos.
 
Regresando al balance de 2013, en el lado más negativo tengo que a fecha de hoy los agricultores y ganaderos siguen sin cobrar las ayudas comprendidas en el programa de desarrollo rural. Falta buena parte de lo que se debe de la convocatoria 2012, y la 2013 en su totalidad. La gran bronca entre la consejería y el ministerio se ha quedado en eso, en bronca, pero, al menos por el momento, la deuda sigue pendiente. Una situación anómala que ha recibido la crítica más dura por parte de ASAJA, y que nadie dude que seguiremos en lucha hasta que los agricultores y ganaderos reciban lo que es suyo.
 
Yendo a los datos, 2013 pasará a las estadísticas como un razonable año agrícola, con los silos un poco por encima de la media, aunque los precios han decepcionado. Los cultivos de regadío quedaron afectados por la tardanza en las siembras, lo que ha recortado las producciones. Por fortuna, los castigados ganaderos han vivido un año más tranquilo que el anterior. La leche ha sostenido con esfuerzo una merecida tendencia al alza, y también han mejorado las expectativas para el porcino. En el lado negativo de la balanza, los costes, especialmente de los piensos, ya que las fábricas apenas han repercutido la bajada de precios de los cereales.
 
Un poco de todo, como en botica. Personalmente, la cifra positiva del año –y que esperamos que se sostenga en el tiempo– es la que dábamos en primavera, la de la incorporación de un millar de jóvenes al sector, el doble que en años pasados. Una incorporación que es esencial porque rejuvenece el campo y también porque asegura su futuro, porque con jóvenes bien formados se logra un nuevo enfoque más especializado, productivo y sostenible del sector primario.
 
Por último, no quiero terminar estas líneas del último artículo de 2013 sin solicitar a todos los castellanos y leoneses que elijan productos de nuestra tierra en su mesa navideña, así como en sus compras de cada día. Nuestros productos son buenos, tienen buen precio, cumplen todas las garantías sanitarias. Además, comprándolos, los consumidores invierten en su propia tierra, en el sostenimiento de familias y de pueblos.
 
En estos momentos navideños, desde ASAJA expresamos nuestros deseos de que la profunda crisis que vive nuestro país concluya lo antes posible. Que no falte el trabajo en ninguna familia, y que no falte el pan en ninguna mesa. Un abrazo para todos.
 
Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA de Castilla y León