AQUEJADOS POR LA FIEBRE DEL BIODIESEL

Esta provincia está necesitada de buenas noticias que tengan que ver con la inversión y la generación de puestos de trabajo.

AQUEJADOS POR LA FIEBRE DEL BIODIESEL

Esta provincia está necesitada de buenas noticias que tengan que ver con la inversión y la generación de puestos de trabajo. En el campo nos agarraríamos a un clavo ardiendo ante cualquier posibilidad de nuevos cultivos que generasen tan solo un poco más de rentabilidad que los que hemos venido cultivado históricamente.

Ante esta situación, el anuncio de Zapatero de traer de la manos de Repsol una planta de biodiesel a León ha generado no pocas expectativas dentro y fuera del mundo agrario. Tantas expectativas que algunos ingenuos piensan que sería la alternativa al desmantelamiento del sector remolachero y azucarero si, como todo apunta, las negociaciones en Bruselas de la OCM resultan todo un fracaso para España. Todos se apuntan a la corriente de optimismo y anuncian la gran reconversión del campo leonés, que dejaría de producir alimentos para el ganado y las personas, como hemos hecho siempre, para producir semillas que engullirá con exacerbado apetito la piquera de una fábrica llena de tubos de la que saldrá un gasóleo biológico.

No dudo que se hará la planta que prometió Zapatero, sobre todo porque se hace con el dinero de los accionistas de Repsol y no con el del Gobierno. No dudo que será buena para la zona en la que se instale, y que generará puesto de trabajo de cierta calidad. Y tampoco tengo duda de que los agricultores poco o nada vamos a tener que pintar en todo esto. La experiencia de proyectos que ya están en funcionamiento es que la materia prima de la que se nutren es aceite, de diferente procedencia vegetal, traída de todas las partes del mundo, sobre todo del mundo pobre, a precios con los que ni en sueños podremos nosotros competir.

Los dueños de Repsol le han dicho sí a Zapatero porque no le podían decir otra cosa, pues el Gobierno puede amenazar hasta con una OPA, y si no que le pregunten a Endesa. Pero a la vez que le han dicho sí al proyecto empresarial, han puesto la vista en la vía del tren y en el puerto de Gijón, de donde vendrán las cubas con aceite para destilar en la planta. Plantear una alternativa comprando cultivos oleaginosos al agricultor a 35 pesetas el kilo, es un insulto a la inteligencia y al sentido común, y es tan extemporáneo como que estos precios y opciones siempre los hemos tenido en el mercado, sin necesidad del anuncio de Zapatero, y ni hemos producido colza, ni soja, ni girasol. Sin más razón que la de que no salen las cuentas.

Ahora, como en el futuro, la materia prima para las plantas de biodiesel se producirá donde la mano de obra está regalada, donde hay inmensas extensiones y la tierra no vale dinero, donde no hay alternativa al sector primario, y por cierto, donde se permiten los avances de la biotecnología -transgénicos -.

León, 4 de octubre de 2005

José Antonio Turrado Fdez.

Secretario General de ASAJA