En estas modas que nos han llegado de la mano de las energías renovables, lo que ahora está en boga es el biogás. Antes fue la generación eléctrica quemando residuos forestales o chopos de crecimiento rápido, fue la generación del bioetanol con el cereal como materia prima, fue la generación de biodiesel con los cultivos oleaginosos, fue la cogeneración energética con diferentes fuentes de calor y altamente subvencionada, la generación eléctrica con  producción de biogás o ciclo combinado aprovechando la red de gaseoductos, y por supuesto ha sido la energía eólica y sobre todo la fotovoltaica que tanto daño está haciendo a nuestro campo y a nuestro medio ambiente. Pero en los próximos mes, o no sé si años, de lo que se va a hablar es del biogás. El primer anuncio se ha hecho en Valencia de Don Juan – ¡en el polígono industrial!-, y el segundo aparece en el BOP del miércoles día tres, y se radicaría en Villadangos del Páramo. El negocio, se supone que bien subvencionado, consiste en obtener biogás de productos agrícolas, productos forestales, desperdicios de todo tipo, y sobre todo de estiércol y purín, y una vez obtenido inyectarlo en la red, inyectarlo en los oleoductos para el consumo domiciliario e industrial. Como las cuentas las habrán echado, porque son empresas que de eso saben, y el apoyo de las administraciones lo tendrán, que de eso saben también, hago de abogado del diablo en dos aspectos. El primero, deben de garantizar el suministro regular y suficiente de la materia prima, y para ello tienen que competir en precio y condiciones con el uso actual que se da a esos subproductos, que por lo general es el abonado orgánico. En segundo lugar, no es una actividad limpia, pues de abono estamos hablando, y con lo finos y estupendos que nos ponemos la mayoría de los ciudadanos para estas cosas, no faltará la plataforma ciudadana que, pancarta en mano, dificulte salvar el impacto ambiental y obtener la licencia de actividad. En Francia estos proyectos se los subvencionan a los ganaderos, en aras de la sostenibilidad, aquí a las multinacionales.

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 5 de mayo de 2023.