Capital gastronómica

Es plausible la iniciativa del ayuntamiento de León de impulsar la candidatura de Capital Española de la Gastronomía 2018

Capital gastronómica

Es plausible la iniciativa del ayuntamiento de León de impulsar la candidatura de Capital Española de la Gastronomía 2018. Estos acontecimientos, si se consiguen, es cierto que cuestan recursos públicos, pues son iniciativas que se mueven por intereses económicos, pero también es cierto que bien gestionadas es un revulsivo para la economía local. Es un atractivo para el turismo, que en esta tierra todavía no nos sobra, por más que algunos se anticipen a rechazar a ese turista de fin de semana, con modales poco refinados, que viene con sus amigotes o amigotas a despedirse de la vida de soltero o soltera. La capitalidad gastronómica supondría sin duda relanzar nuestra fama de provincia en la que en los bares las tapas son gratuitas, se relanzaría nuestra hostelería en su conjunto, y toda nuestra riqueza culinaria alcanzaría a una masa crítica de consumidores que de una manera u otra demandaría nuestros productos en un futuro, bien en la restauración o en los lineales. Supongo que la capitalidad gastronómica significa que los bares y restaurantes ofrezcan un vino de León o un Bierzo, y no un Rioja por el simple motivo de que este último deja un mayor margen de beneficio. Pienso que los restaurantes se esmerarán en tener legumbres leonesas y no esas de importación  que son todas iguales, igual de malas, aunque eso sí, de un aspecto inmejorable. No engañaremos al cliente cuando le ofrezcamos cecina, una de las mayores excelencias de la gastronomía leonesa, pero donde conviven piezas buenas con otras a las que no hay quién le hinque el diente. Admito que en carnes ofrezcamos vaca por buey, pero al menos que la vaca sea de aquí, un animal bien engrasado, y no que venga la canal congelada desde cualquier parte del mundo. Espero que todas las mesas se acompañen con el excelente pan que hacen nuestros panaderos, sobre todo las hogazas, y que no engañen a los turistas con esa masa congelada que se hornea en un suspiro. Y esas tapas que son gratis, tienen que ser buenas, pues el no cobrarlas no da licencia para que se hagan y se presenten de cualquier manera.

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 18 de agosto de 2017