EL PSOE Y LA UPA PREPARAN SORPRESAS

Para millones de españoles, algunos cientos de miles de leoneses incluidos, el cambio político puede que signifique muy poco.

EL PSOE Y LA UPA PREPARAN SORPRESAS

Para millones de españoles, algunos cientos de miles de leoneses incluidos, el cambio político puede que signifique muy poco. Tanto para bien como para mal, y eso el tiempo lo dirá, no creo que vayan a notarlo tanto en sus vidas ni en aspectos económicos ni sociales, ni por supuesto en el ámbito de las libertades y los derechos individuales.

Pero en la agricultura y la ganadería, y si me apuras en el ámbito rural, las cosas son muy distintas. El sector agropecuario se desarrolla en una maraña de normas legales que condicionan nuestra actividad, y tiene una parte importante de sus rentas directamente relacionada con la política de ayudas, y por tanto con las decisiones que en un momento u otro puedan tomar nuestros gobernantes.

De las decisiones que tome el nuevo gobierno dependerá en parte la evolución del sector del vacuno de leche, y nunca dará gusto a todos si se aplican estrictamente las cuotas o si por el contrario se da manga ancha como desea la comunidad autónoma de Galicia, de donde es originaria la nueva ministra. Asuntos pendientes en materia de seguridad social, o acometer una reforma en profundidad como apuntaba el programa socialista, nos tendrá ocupados y preocupados. La solución prometida al problema de las tarifas de riego será una prueba de fuego para ver si se dice lo mismo estando en la oposición o estando en el poder. Quizás se revisen obras del Plan Hidrológico como son la regulación de los ríos Eria y Duerna. Sobre la aplicación de la reforma de la PAC, todo parece que nos harán tragar con la peor de las opciones: retraso en la aplicación y desacoplamiento parcial. Quizás se mejore la Ley de Arrendamientos Rústicos aprobada a martillo por el PP, y es probable que se eche por tierra otras iniciativas legislativas, no muy ilusionantes, sobre las que llevaba trabajando el equipo de Arias Cañete.

Y mientras vemos el desarrollo de la política agraria, damos voto de confianza a una ministra del ramo que de entrada no reúne los perfiles que uno desearía: no está comprometida con el sector, no sabe ni papa de los problemas del campo, y no tiene peso político ni en el PSOE ni en el nuevo Gobierno. Eso sí, es mujer, socialista, y de Galicia: lo que buscaba Zapatero.

Y a todo esto, parece que la Unión de Pequeños Agricultores tendrá un gran protagonismo en la política agraria del nuevo ejecutivo, pues su secretario general pasa a ser el número dos del ministerio. Desde aquí, todos miramos a Matías Llorente. Cuerpo a tierra.