Las propuestas de reglamento de la reforma de la Política Agraria Común para el periodo 2028-2033, presentada recientemente por la Comisión, junto a un recorte del veintidós por ciento de estas ayudas –en términos corrientes-, recogido en la propuesta de Marco Financiero Plurianual de la Unión Europea, van a soliviantar a un sector primario que necesita de los apoyos que hasta ahora venía percibiendo para mantener la viabilidad de las explotaciones y seguir alimentando a la sociedad con productos de calidad y a precios asequibles. Este sector agrario, sin duda europeísta como ninguno, no entenderá que se le recorten los apoyos económicos de una manera tan drástica, como tampoco entenderá que se delegue en los estados miembro la capacidad para decidir cuánto, cuándo y cómo se va a apoyar al campo. Porque esta renacionalización de la política agraria va a crear desigualdades en un mercado que es único, y dejará en peores condiciones de competir a los agricultores de países cuyos gobiernos sean menos sensibles con el campo.
Cuando este mensaje de abandono del campo, por parte de las instituciones europeas, llegue a todos y cada uno de nuestros agricultores, los españoles y los del resto de países de la Unión, la consecuencia directa va a ser la radicalización a posturas de extrema derecha, y cada cual que le ponga el nombre que crea del partido o formación política. Dinamitar la PAC, como han propuesto, es crear caldo de cultivo para alejarse ideológicamente de los dos grandes grupos políticos, de la derecha moderada y la izquierda moderada, que han pactado la composición de la Comisión Europea y que han pactado los puestos en el Parlamento. Lo fácil ahora será cuestionar el proyecto europeo de “más armas y menos alimentos”, de “más ecología y menos agricultura”, de “más globalización y menos cuidar a los nuestros”.
Hace un año, porque había elecciones, Europa escuchó a los agricultores y mejoró la PAC actual. Ahora que no hay elecciones, nos dejan abandonados. La extrema derecha, la de toda Europa, lo sabe, y sabrá aprovecharlo. Al tiempo.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 25 de julio de 2025