En nuestro país, en las etapas políticas en las que hemos tenido un régimen monárquico, ha sido frecuente ver al Rey entre toros, me refiero en el palco de las plazas, pero casi nunca entre vacas, y la diferencia es importante. Porque verlo entre toros es apoyar una cultura, la de la tauromaquia, que si se quiere es un arte, y que por supuesto es una tradición española, y que lejos de criticarlo, a mí me parce bien, y me alegro de que le gusten los toros y se entretenga en las plazas. Como simpatizante de nuestros monarcas, pero sobre todo como agrarista, agradezco a sus majestades don Felipe VI y doña Leticia, que el pasado miércoles inauguraran la feria ganadera de Salamanca y se pasaran una buena parte de la mañana entre vacas, entre toros sementales, entre “achiperres” de la agricultura y la ganadería, y sobre todo entre agricultores y ganaderos. Ya lo hizo también hace dos años en la feria agrícola de Zaragoza, sin duda el principal certamen de estas características de cuantos se celebran en España. También por estas dos razones me considero un poco más monárquico, un poco más cercano a un Jefe del Estado al que le queda el cargo que ni pintado. Yo, conocedor de la presencia de los jefes de estado y gobierno de otros países europeos en este tipo de actos, nunca he entendido que nosotros fuéramos la excepción, y que los grandes certámenes del campo no interesasen a nadie para arriba del ministro o ministra del ramo. Es por eso que ahora celebro que las cosas hayan cambiado y espero volver a ver a los Reyes de España muchas veces más en estos eventos. Sé que a los Reyes no le hay que llevar las reivindicaciones del campo, pero me conformo con que conozcan el peso socioeconómico de la agricultura y la ganadería, que valoren nuestro papel como productores de alimentos, que sepan que ocupamos el territorio más despoblado y desfavorecido, que conozcan que lo que producimos cada vez se aprecia más en todo el mundo, y que comprueben con su cercanía que los del campo somos gente honrada y trabajadora orgullosos de nuestro país y de Europa.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado para La Nueva Crónica del viernes 7 de septiembre de 2018.