Hace treinta años, que también por estas fechas se celebraban elecciones al Parlamento Europeo, escribí una columna de opinión titulada “Razones para no votar en las Europeas”, a la que siguió una réplica del amigo Jaime Lobo, titulada “Razones para votar en las Europeas”. Hoy, ese veterano político del PP, y yo camino de la misma veteranía en el sindicalismo agrario, podríamos tener el mismo debate, aunque seguramente ambos con el mensaje un tanto modulado por la experiencia. No he visto yo cercanía alguna por parte de los políticos de todas las formaciones que han tenido la fortuna de ocupar escaño en Estrasburgo, salvo honrosas excepciones, y no he visto a los partidos políticos elegir para las listas a estos procesos electorales a los más capacitados y comprometidos. Al contrario, lo normal es mandar a Europa a aquellos que se consideran amortizados en la política nacional, aunque ¡bendito destierro!, deben de pensar ellos. Cuando hace treinta años yo me enfrenté dialécticamente con Jaime Lobo sobre la conveniencia o no de votar para elegir a los eurodiputados, el campo leonés vivía los peores años de su historia, pues la entrada en la entonces Comunidad Económica Europea había supuesto un hundimiento de nuestros mercados y por el contrario no nos beneficiábamos de prácticamente ningún tipo de ayuda. No creo que se haya debido al papel de los eurodiputados, ni de los españoles ni de los de otros países, el profundo cambio que se ha producido en la agricultura, desde entonces para acá, que yo creo ha sido positivo. Positivo porque nuestra agricultura se ha modernizado y hoy hasta somos capaces de exportar, positivo porque gastando menos en el presupuesto agrario a los agricultores nos está llegando más, y positivo porque cumplimos con eficacia nuestro papel de producir alimentos y cuidar el entorno natural y rural. Los parlamentarios que elijamos el día 26 para sentarse en Estrasburgo tendrán mucho que decir sobre el futuro del campo y por extensión sobre el futuro de León, pero sigo sin fiarme. Y no sé tú, Jaime.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado Fernández publicado en La Nueva Crónica del viernes 12 de mayo de 2019.