SE EQUIVOCA EL CONSEJERO DE AGRICULTURA

La Consejería de Agricultura de Castilla y León, fruto sin duda de sus políticas, se ha ido alejando de la realidad del sector, y por consecuencia también de las propias organizaciones agrarias.

 SE EQUIVOCA EL CONSEJERO DE AGRICULTURA

 José Antonio Turrado*

La Consejería de Agricultura de Castilla y León, fruto sin duda de sus políticas, se ha ido alejando de la realidad del sector, y por consecuencia también de las propias organizaciones agrarias. Y debido a que el titular de la cartera, José Valín, no sabe encajar las críticas, el distanciamiento ha llegado incluso al terreno personal, figurando en la lista de proscritos todos los que tenemos cargos representativos en el mundo de las organizaciones, y me atrevería a decir que por igual en cada una de las tres –Asaja, Coag y Upa–.

Consciente de su soledad y de la dificultad de sacar adelante los proyectos de política agraria contando únicamente consigo mismo y con una parte del Partido Popular, se ha querido buscar un aliado en el mundo cooperativo, y por ello ha propuesto que Urcacyl forme parte como una cuarta OPA en el Consejo Regional Agrario. No critico que el mundo cooperativo, y en especial Urcacyl, sea condescendiente con el poder, pues entiendo que como empresas que son, y al igual que hace la patronal de los empresarios, gusten de llevarse lo mejor posible con los que mandan, sean del color que sean. Acertada estrategia a tenor de la negativa experiencia de la cooperativa ACOR por haberse salido del redil y haber sido crítica con determinadas decisiones de política agraria tanto del gobierno de Valladolid como del de Madrid.

Y en esta guerra del consejero de Agricultura contra las organizaciones agrarias y sus representantes, se han metido algunos directivos de Urcacyl con descalificaciones al mundo sindical agrario, quizás exteriorizando sentimientos ocultos que siempre han tenido. Hablar de desunión en el mundo de las organizaciones agrarias precisamente directivos de cooperativas que miran de reojo a la de al lado para ver cómo la hunden en el mercado, pactando si es el caso con una multinacional, es un gesto cuando menos de hipocresía. Y tampoco se puede poner como ejemplo de buen hacer la gestión de la crisis del mercado de la patata y la leche en los últimos meses, donde cooperativas importantes tuvieron que tomar las riendas y unirse con las organizaciones agrarias a pesar de las consignas en contra lanzadas desde Urcacyl.

Desde el mundo de las organizaciones agrarias siempre se ha apoyado y se sigue apoyando incondicionalmente a las cooperativas que crean valor añadido en la transformación y la comercialización de los productos, que buscan alternativas de cultivo, y que generan riqueza y empleo en el medio rural. La inmensa mayoría de los socios de las organizaciones agrarias lo son también de cooperativas, en muchos casos de más de una, por eso no existe conflicto más allá del que artificialmente le interese crear al consejero y a algún directivo del mundo cooperativo.

Para el agricultor y el ganadero de base, sí que están las cosas claras. Buscan en las organizaciones agrarias independencia del poder político y económico para hacer oír con fuerza los problemas del sector, las reivindicaciones agrarias en boca de unos dirigentes que han de ser íntegros, de madera de buena veta, incansables, y dispuestos a sacrificarse desempeñando una labor muchas veces ingrata que casi nadie quiere. Nuestros agricultores no quieren compadreos ni apaños y quieren que digamos al pan, pan y al vino, vino. También esperan de la organización una buena información y mejores servicios. Y respecto a las cooperativas, donde al igual que en las organizaciones están voluntariamente, esperan que saquen el mayor valor añadido a los productos que le venden, y que le proporcione medios de producción mejores y más baratos que la empresa privada. Algo que no siempre es fácil, y bastante reto es para las cooperativas y para sus dirigentes hacerlo y hacerlo bien.

En Europa, a la que se ha apelado en estos días en esta región, se tiene muy claro cuál es el papel de las cooperativas y cuál el de las organizaciones, y bastante tiene cada una de las partes con lo suyo para querer meterse en lo de los demás. En Castilla y León también se tenía claro, y claro lo tuvo el gobierno de Juan José Lucas cuando en 1998 promulgó un Decreto casi perfecto que regulaba la interlocución agraria. Ahora eso no sirve, y parece que la única razón es que el consejero se ha quedado solo en su política agraria y necesita a alguien de la casa que le recuerde todas las mañanas lo bien que lo hace, y le agradezca en nombre de todos lo que está haciendo por nosotros, los agricultores del mundo de los mortales.

Lástima que quien ha tenido tantos apoyos para dirigir la agricultura de esta región termine su etapa como consejero enfrentándose a casi todos, y en vez de dejar el cargo con grandeza, lo tenga que hacer, pronto o tarde, saliendo por la gatera.

León, 24 de noviembre de 2003

 

* José A. Turrado es secretario general de ASAJA Castilla y León