Discurso del presidente del Gobierno en la inauguración de la XV Conferencia Agraria de la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA)

Discurso del presidente del Gobierno en la inauguración de la XV Conferencia Agraria de la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA)
 
Madrid, jueves, 20 de junio de 2013
 
Señor Ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, señor presidente de ASAJA, autoridades, estimadas amigas y amigos, muy buenos días a todos,
 
Quiero, en primer lugar, transmitir mi enhorabuena por la iniciativa de promover esta XV Conferencia Agraria, auténtico punto de encuentro para toda la gente del campo. Quiero darles las gracias por su invitación. El lema de esta conferencia, "La actividad agraria es una apuesta inteligente", es una gran verdad y yo quiero añadir que nuestra producción agraria es también un orgullo para todos los españoles. La reputación de nuestros productos no brota de forma espontánea, es el fruto de la excelencia.
 
Hoy todos saben, al hablar de agricultura y ganadería en España, que estamos hablando de calidad, de arraigo, de conocimiento y vanguardia; de nuestra historia y nuestro paisaje como patrimonio común a todos, de nuestra tradición y, sobre todo, de un futuro en el que las actividades agropecuarias, no sólo son una apuesta inteligente, sino una verdadera apuesta estratégica en términos de creación de riqueza, empleo, desarrollo sostenible, vertebración de Comunidades y estandarte de la Marca España en todo el mundo a través de la calidad de nuestros productos. Nuestra agricultura es un verdadero latifundio de talento.
 
Queridas amigas y amigos,
 
Nadie ha hecho más por nuestro campo que ustedes, los agricultores, que hacen de su tierra un terreno fértil de oportunidades y una cosecha inagotable de valores. Cada día, cuando se levanta el sol, comienza la jornada de quienes contribuyen a levantar a España desde nuestro campo, de todos aquellos que nos enseñan que es imposible recoger ningún fruto si antes no se ha preparado la tierra, si no se ha sembrado la semilla y se ha sabido esperar a que ésta germine y fructifique. Estos valores son aún más evidentes y más meritorios cuando hay que abrirse paso en medio de la maleza de unas dificultades económicas que se han hecho sentir, ante todo, en unas cifras de paro muy duras en las áreas rurales.
 
Por todo eso, por lo que ustedes aportan y representan, por sus activos y sus valores, es justo y es lógico que el Gobierno apoye su labor con el mismo compromiso que ustedes muestran día tras día con un trabajo que es necesario para todos.
 
Amigas y amigos,
 
El sector agroalimentario y ganadero está llamado a tener un papel determinante en el gran objetivo del Gobierno que no es sino la gran aspiración de toda España: volver al crecimiento y al empleo a través de una economía más competitiva y más flexible.
 
Por eso, aunque luego detallaré algunas de las medidas concretas de respaldo al sector, quería dejar desde ahora mismo un mensaje claro: el apoyo a nuestra agricultura y a nuestra ganadería está inserto en el corazón del Plan de Reformas que estamos implantando en España desde el primero hasta el último día de la Legislatura. No podía ser de otra manera, porque la importancia de nuestro sector productivo agrario es imposible de minimizar. Hablamos de un sector amplio y diverso, que integra a las industrias de medios de producción y transformación, así como la distribución, junto con numerosos operadores comerciales. Pero ustedes, agricultores y ganaderos, son su primer fundamento.
 
Gracias a ustedes, gracias sobre todo a su esfuerzo, tenemos unos magníficos productos, tanto naturales como elaborados, que son, además, un activo de primer nivel para la exportación, así como un imán para el turismo.
 
Bastan unos pocos datos para tener una perspectiva de la relevancia del sector agroalimentario en nuestra economía: en el último ejercicio los agricultores y ganaderos han adquirido medios de producción por valor de 21.250 millones de euros; el valor de la producción agrícola y ganadera ha superado los 43.000 millones de euros y el de las ventas de la industria agroalimentaria, los 88.000 millones, situándose como primera rama industrial en España. En cuanto a la distribución, el valor de las ventas en 2012 alcanza la cifra de 100.000 millones de euros. En su conjunto, nuestro campo y sus industrias dan empleo, incluyendo el transporte, a cerca de dos millones de personas que contribuyen en algo más del 7,5 por 100 a nuestro Producto Interior Bruto.
 
Y, además, el agroalimentario es también un sector volcado al exterior e imprescindible en el saldo positivo de nuestra balanza comercial, uno de los temas que realmente va bien en España en estos momentos. El año pasado España exportó productos agroalimentarios por valor de 36.000 millones de euros, lo que representa el 12 por 100 del total de nuestras exportaciones, con un saldo positivo –esta sí que es una cifra verdaderamente notable– de 6.000 millones de euros. Porque el año 2012 no sólo concluyó con una mejora de la renta agraria, sino que ha marcado el record histórico del saldo exterior agroalimentario, como explicó hace muy pocas fechas en el Congreso el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete.
 
Nuestro país forma parte del grupo de los diez principales exportadores de productos agroalimentarios del mundo, escalafón en el que ocupamos el octavo lugar. Dicho de otra manera, somos una potencia agroalimentaria a escala global.
 
Y no olvidemos otro dato que revela un valor añadido importante de nuestra producción agroalimentaria: seis millones de los cerca de sesenta millones de turistas que nos visitan cada año afirman que acuden a España para disfrutar de nuestra gastronomía.
 
Pues bien, queridos amigos, nada de esto sería posible sin lo que ustedes producen en explotaciones agrícolas y ganaderas; unas explotaciones que ocupan el 50 por 100 del territorio nacional, lo que deja bien a las claras la enorme importancia del sector agroalimentario y, en particular, de la producción agraria en una multitud de frentes: para la economía nacional, por supuesto, pero también para la conservación del medio ambiente o el mantenimiento de una alimentación saludable.
 
En estas condiciones debemos velar para que España siga siendo capaz de suministrar sus productos naturales y elaborados a los mercados a donde ya llegamos, y también es necesario que podamos alcanzar otros nuevos, porque hoy nadie duda –yo, desde luego, no lo pongo en tela de juicio; antes al contrario– que el mundo globalizado, que va camino de pasar de los siete mil millones de habitantes actuales a los nueve mil millones en 2050, ofrece nuevas e importantes oportunidades para nuestro sector agroalimentario.
 
Queridos amigos,
 
Este sector tiene futuro y, si seguimos haciendo las cosas bien y somos capaces de mejorar, tendrá aún más futuro. Debemos aprovechar, pues, las oportunidades que nos presenta el sector y debemos materializar todo su potencial. También debemos afrontar sus retos y corregir, con toda la determinación necesaria, sus deficiencias estructurales. Se trata de que nuestra producción compita en las mejores condiciones y con garantía de futuro en ese mercado global, y se trata también de que nuestra alimentación mantenga la calidad de las producciones en la que reside su bien ganado prestigio.
 
Las deficiencias a las que he aludido son bien conocidas por todos ustedes, derivan, principalmente, de la escasa dirección empresarial del sector y la falta de concentración de la oferta. Es una realidad visible a ojos de todos. Junto a grandes corporaciones en la distribución y en parte de la industria, existen numerosas pequeñas y medianas empresas industriales, y, sobre todo, explotaciones agrarias de tamaño muy reducido cuyos resultados económicos ofrecen escaso atractivo para nuestros jóvenes.
 
Tampoco ignoramos que la creciente competición entre países por los mercados de alimentos tiene lugar hasta la fecha bajo reglas económicas, sociales y medioambientales que no rigen por igual para todos. Para algunos, como para nosotros, son más duras y para otros son más relajadas. Es una situación que, de perdurar, afectaría también al pleno desarrollo del potencial del sector.
 
Queridos amigos,
 
El Gobierno tiene una agenda de reformas clara, coherente y ambiciosa para que el sector del campo español pueda aprovechar las oportunidades y vencer los desafíos que ha de afrontar en el futuro. Estamos trabajando para dotar al sector agroalimentario de un mañana sólido y duradero, centrado en medidas que ayuden a mejorar los resultados económicos de las explotaciones y a fortalecerlas, tanto mediante apoyos a sus rentas y a los procesos de concentración, innovación e internacionalización, como en sus relaciones comerciales.
 
Para lo primero contamos con los instrumentos y recursos que pone a nuestra disposición la Unión Europea a través de la Política Agraria Común, la PAC. Me refiero, fundamentalmente, a las ayudas directas y a las de desarrollo rural ligadas a las explotaciones. En este sentido, la prioridad del Gobierno en la negociación del Presupuesto comunitario para los próximos siete años ha sido la de mantener las dotaciones del Presupuesto anterior. Hemos sido, sin duda, y créanme que lo digo como lo he vivido, uno de los estados miembros, junto con Francia y con Irlanda, que ha liderado esa defensa. Gracias a ello hemos logrado mejorar en 8.600 millones de euros la propuesta inicial del Consejo, como demuestra que la partida dedicada a la PAC es la que menos reducción ha sufrido en el proceso.
 
La negociación, como saben, ha tenido un resultado global muy positivo del que todos debemos felicitarnos y yo quiero felicitar de manera expresa a los responsables del Ministerio de Agricultura, porque he visto como han dado la batalla. He visto a Isabel hasta las tres de la tarde del día siguiente, porque a esa hora terminó la reunión después de haber dormido lo que se puede dormir entre las tres de la tarde de un día y las tres de la tarde de otro sin poder ir a la cama. Y creo que, al final, las cosas han salido muy razonables. Muchas gracias al ministro y muchas gracias a su equipo porque han dado una batalla que creo que ha sido, además de muy justa, muy necesaria para los intereses de los españoles.
 
De hecho, de 2014 a 2020 España contará con cerca de 36.000 millones de euros en ayudas directas y unos 3.000 millones de euros más para medidas de regulación de mercados, y con cerca de 8.300 millones para ayudas al desarrollo rural, lo que supone un aumento del 3 por 100 con la cantidad asignada para el periodo actual. En suma, unos 47.000 millones de euros procedentes de la Unión Europea a los que se sumarán las aportaciones de las Administraciones españolas para cofinanciar las ayudas de desarrollo rural, estimadas en unos 7.000 millones de euros más.
 
Pero, dicho esto, conviene recordar que las ayudas de la PAC sólo son una parte de sus rentas, cuyo grueso está, lógicamente, en el mercado. De ahí que, además de defender estas ayudas a favor de las explotaciones, el Gobierno trabaja en el desarrollo de iniciativas que permitan una mayor recuperación de rentas procedentes del mercado. En este sentido, y yo le doy mucha importancia a este asunto, hemos impulsado un Proyecto de Ley de Cooperativas, que se aprobará próximamente, con el que cooperativas y empresarios agrarios, y en general, tendrán a su disposición nuevas herramientas para ganar en dimensión. Vamos a robustecer su capacidad de negociación impulsando un modelo cooperativo empresarial, profesionalizado y generador de valor, con tamaño relevante para producir y comercializar a escala global en un mundo en el que créanme que ser pequeño cada vez se hace mucho más difícil.
 
Amigas y amigos,
 
Los proyectos en marcha no se agotan aquí. Me gustaría, además, citar, brevemente, otras dos iniciativas que el Gobierno está sacando adelante. Ambas se revelan fundamentales para reforzar la competitividad de nuestras producciones y garantizar su permanencia en el mercado propio, es decir, el nacional y el comunitario, y, sobre todo, en los mercados mundiales.
 
Por un lado, un Programa Nacional de Innovación e Investigación específico para el sector dirigido a dar respuesta, por una parte, a los retos, siempre crecientes en nuestra época, en materia de seguridad alimentaria y calidad de alimentos, y, por otra parte, a fomentar la creación de empleo, verdadero objetivo nacional hoy, y lograr un uso más eficiente de los recursos.
 
La segunda iniciativa es una Estrategia para la Internacionalización de las Empresas Agroalimentarias con el fin de lograr mayor coordinación y eficiencia en el apoyo del Gobierno a la salida de las empresas al exterior, porque esto es el mejor modo para disponer de una agricultura capaz de aprovechar la creciente demanda –insisto, la creciente demanda– de los mercados.
 
Asimismo, el Gobierno ha llevado también al Parlamento un Proyecto de ley largamente esperado por el sector de la producción y pionero en la Unión Europea. Me refiero al Proyecto de Ley dirigido a mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria, con el objeto de reforzar el equilibrio y la transparencia en las relaciones comerciales entre los distintos operadores de la cadena de valor, en un marco de competencia que redunde también en beneficio de los consumidores.
 
Pues bien, todas estas actuaciones conforman un conjunto de medidas orientadas a preservar el sistema agroalimentario, la cadena alimentaria, conservando su nivel de calidad y apoyando, por ello, a los eslabones que ahora están en una posición más débil: las explotaciones agrícolas y ganaderas.
 
Desde luego, el éxito de todas ellas dependerá, finalmente, de que tengan, como estoy seguro de que así será, una acogida positiva por su parte y aprovechen las posibilidades y los incentivos que ofrecen. Ésa sería verdaderamente, tal y como recoge el lema de esta Conferencia, una apuesta inteligente por el futuro que se abre a la alimentación española en el mundo global.
 
Queridos amigos,
 
No se puede entender la actividad agropecuaria sin tener en cuenta que cada agricultor o ganadero es también un emprendedor, es decir, alguien que crea riqueza y empleo, que es lo que necesitamos, y alguien que debe centrarse en su negocio sin más papeles que los justos. Una finca agrícola ni puede ni debe parecerse a una gestoría. Eso no tiene ningún sentido en un mundo conectado como el actual, en el que las nuevas tecnologías tienen que permitirnos el menor número de trámites y a la mayor rapidez posible.
 
El Gobierno ha sido consciente de esta necesidad y hemos impulsado medidas que quieren hacer la vida más fácil a nuestros emprendedores y a los ciudadanos, en general, a sabiendas de que en el campo esta agilidad en la burocracia se agradece de manera muy especial. Por eso, tanto la Ley de Apoyo al Emprendedor, que aprobaremos en Consejo de Ministros ya, como la recién presentada reforma, que hicimos en el día de ayer y lo haremos en el Consejo de Ministros de mañana, de las Administraciones Públicas son un paso adelante irreversible en el impulso, por ejemplo, de la Administración electrónica.
 
Hablo de un sinfín de medidas prácticas, imposibles de citar en su totalidad, encaminadas a tener una actividad empresarial más libre, con menos trabas, menos formularios que rellenar y menos ventanillas ante las que hacer cola. Hablo, en definitiva, de que la Administración sea cómplice con el emprendedor y nunca una rémora. Ésa es la línea en la que estamos avanzando y ustedes lo van a notar, lo verán, en mayor medida que nadie.
 
Amigas y amigos,
 
Voy concluyendo mi intervención. Antes, y como ya he hecho al principio, quería felicitar de nuevo a ASAJA por esta Conferencia Agraria y agradecer otra vez la oportunidad que se me ha brindado de expresar el compromiso prioritario del Gobierno con el campo español; un campo que está respondiendo en esta coyuntura difícil, porque es difícil la coyuntura por la que está atravesando, como ustedes saben, nuestro país. Y está respondiendo el campo con la ilusión que da el tener una certeza: que el trabajo que uno hace es vital para la sociedad y un motivo de orgullo y de agradecimiento para todos los españoles.
 
Con este pensamiento en mi mente, queridas amigas y amigos, como presidente del Gobierno digo que queda inaugurada la XV Conferencia Agraria de ASAJA.
 
Muchísimas gracias