350 kilómetros de esfuerzo compartido

Desde aquí quiero dar las gracias a todos los ganaderos que han participado, gracias a todos los agricultores que les han acompañado, y gracias redobladas a aquellos que, siendo ajenos al sector han colaborado, empujado y dado su apoyo a los que estábamos en la marcha.

Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA de Castilla y León

Desde que Bruselas emprendió, hace ya años, un camino sin retorno hacia la liberalización de los mercados y la eliminación de cupos de producción, ASAJA vino advirtiendo del descalabro que podría suponer para el sector y pidiendo que las administraciones protegieran a nuestros ganaderos y agricultores ante el cambio que se avecinaba. Pero llegó el 1 de abril y la desaparición de las cuotas de leche se aplicó sin cuidados de ningún tipo, no solo ya hundiéndose precios, sino incluso negándose la industria a recoger la leche a los ganaderos. Primero fueron semanas, y luego meses de pérdidas acumuladas, la paciencia llegó a su límite y el 23 de julio, en plena campaña de recolección de cereal, las cooperativas del sector lácteo convocaron en Medina de Rioseco a todas las organizaciones que quisieron asistir, y las que respondieron a esta llamada fueron UCCL y ASAJA.

El sentir de todos los reunidos era común: algo había que hacer. Llevábamos meses con reuniones, en Bruselas (a través de COPA-COGECA), en el ministerio, en la consejería, sin ningún resultado. Solo nos quedaba la calle. La protesta no era nueva para el sector lácteo: es uno de los que más se ha movilizado, porque ha soportado muchas crisis, agudas y cíclicas, que han ido reduciendo el número de profesionales. Hoy solo quedan 1.500 granjas en Castilla y León, unas explotaciones de las que podemos estar orgullosos, porque son magníficas, y aúpan nuestra media productiva anual a 550.000 kilos por explotación, muy por encima de la española y de la europea.

En Medina de Rioseco se plantearon varias protestas posibles, pero la que cuajó fue la ‘Marcha Blanca’: doce días para recorrer los 350 kilómetros que separan León de Madrid. No sé si más con el corazón que con la cabeza, a todos nos pareció bien esa propuesta y sin pensar mucho en las dificultades de organización, intendencia y esfuerzo que las etapas iban a acarrear, emprendimos la marcha. Tirando del carro, como no podía ser de otra forma, porque era nuestra obligación como organización profesional seria y también nuestra obligación como personas comprometidas con el campo.

Desde aquí quiero dar las gracias a todos los ganaderos que han participado, gracias a todos los agricultores que les han acompañado, y gracias redobladas a aquellos que, siendo ajenos al sector han colaborado, empujado y dado su apoyo a los que estábamos en la marcha. Hay que remontarse muy atrás, a esa ‘Marcha Verde’ de los primeros años noventa, para recordar una movilización como la que hemos protagonizado este verano, con la que se ha volcado la opinión pública, desde los vecinos de cada pueblo, pasando por los alcaldes y responsables políticos, hasta llegar a la sociedad en su conjunto, que ha comprendido y apoyado a los ganaderos gracias al gran trabajo desarrollado por los medios de comunicación. Cada kilómetro que hemos hecho, cada etapa recorrida, veíamos mucho más cercano nuestro objetivo. Y no me refiero a Madrid (donde además se sumaron cientos de ganaderos de toda España), sino a conseguir resultados positivos para cambiar la tendencia de bajada de precios y conseguir garantías de recogida para la leche, así como unos precios dignos para el sector.

A la vez que nosotros, también sacaban a la calle los tractores los gallegos, y los ganaderos de toda Europa se manifestaban (y con ellos estuvo ASAJA de Castilla y León) en Bruselas el día 7 de septiembre. Han sido distintas las movilizaciones, distintos modelos de ejercer la presión. Viendo la batalla que se montó en Bruselas, nos preguntábamos qué pasaría si eso hubiese ocurrido en Madrid: ¿hubiéramos tenido entonces la opinión pública de nuestra parte ante la subida de precios de la leche? Y, si optáramos por presionar para cerrar industrias, ¿hubiesen tenido nuestros propios ganaderos la voluntad de ejecutarlo? Son preguntas para las que no hay una única respuesta. En Castilla y León apostamos por unir al sector en la‘Marcha Blanca’, nos sentimos orgullos de lo conseguido, y seguiremos vigilantes para que administraciones, industria y distribución cumplan sus compromisos. Gracias a todos, de nuevo, por vuestro apoyo.

“Tirando del carro, porque era nuestra obligación como organización profesional seria y también nuestra obligación como personas comprometidas con el campo.”