La propuesta de reforma de la PAC que la Comisión Europea presentará el próximo día 22 de enero es, en opinión de ASAJA, el atentado mas grave sufrido por los agricultores y ganaderos españoles desde nuestro ingreso en la Unión Europea.

La propuesta de reforma de la PAC que la Comisión Europea presentará el próximo día 22 de enero es, en opinión de ASAJA, el atentado más grave sufrido por los agricultores y ganaderos españoles desde nuestro ingreso en la Unión Europea. A falta de un análisis en profundidad de la compleja propuesta de Fischler, podemos adelantar que la reforma que se prepara, con unas ayudas desvinculadas de la producción y un sistema de modulación obligatoria, supone ir en contra de la misión principal de los profesionales agrarios, que no es otra que, proporcionar a la sociedad alimentos sanos y de calidad, y traerá consigo una drástica reducción de la actividad productiva y del tejido socio-económico del mundo rural.

Tras la reunión mantenida esta misma semana con los máximos responsables del Ministerio de Agricultura, donde se dió a conocer el documento de reforma de la PAC preparado por la Comisión y los borradores de reglamentos correspondientes a algunas OCMs, se confirman, desgraciadamente, los malos augurios anunciados por ASAJA el pasado verano cuando el comisario Fischler avanzó ya sus peregrinos planteamientos. Esta reforma es unas agresión frontal a los agricultores y ganaderos españoles y europeos.

Pese al varapalo recibido por Fischler en la Cumbre de Jefes de Estado donde se paralizó su propuesta de reforma, el comisario ha vuelto por sus fueros e insiste en plantear un modelo europeo de agricultura que mas bien parece diseñado para acabar con ella. Fischler sustenta su propuesta sobre tres pilares, a cuál más peligroso: el desacoplamiento de las ayudas, que traerá gravísimas consecuencias para lo que la Comisión denomina “zonas marginales” ( entre las que se encuentra más del 50 por ciento del territorio español) , ya que aboca a la desaparición no solo a un gran número de explotaciones agropecuarias, sino también al tejido socio-económico situado en esas zonas; la modulación, un sistema complejo de retenciones y supuestos retornos que no es otra cosa que un impuesto añadido con el que gravar a los profesionales agrarios; y por último, la ecocondicionalidad de las ayudas, por la que se instrumenta un sistema de auditorias que, lejos de simplificar la PAC, la carga de complejidad burocrática y puede dejar al agricultor y ganadero indefenso ante el auditor.

Los motivos del rechazo están más que justificados y, en este sentido, ASAJA se propone, como primera medida, convocar una reunión monográfica y urgente para analizar detalladamente el documento y elaborar un informe con la posición de la organización que se hará llegar a todas las instancias, nacionales y comunitarias, con poder decisorio en la materia. Igualmente, ASAJA ofrece su colaboración al Ministerio de Agricultura para frenar esta disparatada reforma, al tiempo que exige al ministro la máxima firmeza en el rechazo de la propuesta Fischler. ASAJA prevé una primavera “caliente” en el campo español si esta propuesta de reforma no es retirada cuanto antes.