Hoy aparece publicado en el BOE el nuevo Plan de la demarcación hidrológica del Duero. ASAJA, que emitió su voto en contra del proyecto cuando éste fue sometido al dictamen del Consejo del Agua, lamenta que en el documento no se hayan recogido la inmensa mayoría de las alegaciones presentadas por el sector.

Hoy aparece publicado en el Boletín Oficial del Estado el nuevo Plan de la demarcación hidrológica del Duero. ASAJA, que emitió su voto en contra del proyecto cuando éste fue sometido al dictamen del Consejo del Agua del Duero, lamenta que en el documento no se hayan recogido la inmensa mayoría de las alegaciones presentadas por el sector agrario y ganadero, “perdiendo así una oportunidad vital de impulsar el regadío en un territorio como el de Castilla y León, con importantes recursos debido a su periferia montañosa, y sin embargo con uno de los menores porcentajes de superficie de regadío de toda España”. Tal como subraya la organización agraria, la agricultura de regadío es la verdaderamente competitiva, la que permite diversificar cultivos, la que genera más riqueza y empleo y la que contribuye al asentamiento de la población rural.

En una primera revisión de las más de 170 páginas del nuevo plan, se confirma la inmovilidad de la postura del organismo de cuenca, que apenas ha modificado su propuesta inicial. Así, se incrementan los caudales ecológicos de ríos y cauces a costa de los recursos que hasta ahora utilizaban los regantes, y que sufragan económicamente. Consolida el afán recaudatorio de la administración, sin que la Confederación adquiera los necesarios compromisos en materia de mejora y limpieza de los cauces, lo que implica que exista un peligro crónico y real de inundaciones en la cuenca, como se ha visto estos días de enero.

La ejecución del plan, además, quedará lastrada por un insuficiente presupuesto de partida, 1.117 millones de euros, muy inferior al del anterior plan, y alejado de los 1.900 millones que solicitaba ASAJA. Más criticable es para la organización agraria cómo se quieren distribuir las escasas inversiones, ya que en lugar de presentar un plan ambicioso en materia de modernización de regadíos y desarrollar nuevos regadíos comprometidos en planes anteriores; se proyectan embalses en el sistema Órbigo y Carrión, que ASAJA duda que sean necesarios, y en todo caso no son la actuación más urgente.

El punto más positivo que puede tener el nuevo plan –si se ejecuta con celeridad aún en la compleja situación política actual– es que por fin se permita a varios centenares de explotaciones rurales, buena parte ganaderas, desbloquear sus proyectos de pequeños pozos, inferiores a 7.000 metros cúbicos/año. Proyectos que estaban paralizados injustamente desde hace años sin que la CHD hubiera encontrado una solución transitoria.