Concluido el pasado viernes 30 de julio el plazo de presentación de solicitudes para el programa de cese anticipado en el sector agrario, se confirma el desánimo reinante entre los profesionales ante el progresivo abandono de esta línea por parte de la Consejería de Agricultura, que cada año dispone una dotación menor.

Concluido el pasado viernes 30 de julio el plazo de presentación de solicitudes para el programa de cese anticipado en el sector agrario, se confirma el desánimo reinante entre los profesionales ante el progresivo abandono de esta línea por parte de la Consejería de Agricultura, que cada año dispone una dotación menor. Según las estimaciones de ASAJA de Castilla y León, el número de peticiones rondará las 800, siendo casi la mitad de ellas de la provincia de León, seguida en número por Salamanca y Zamora, con alrededor de una centena de expedientes cada una.

Este dato supone un descenso respecto a las solicitudes del año 2003, que fueron 990: Teniendo en cuenta el elevado número de expedientes que quedó sin aprobar el año pasado (577) y las peticiones que se sumaban por primera vez esta campaña, se observa que los agricultores y ganaderos se han retraído a la hora de presentar la documentación, puesto que ya conocían el propósito, anunciado por la Dirección General de Industrialización y Modernización, de dejar que esta línea languidezca campaña a campaña. De hecho, ya había informado Carmen Suárez, la directora general, que sólo habría presupuesto para atender a un centenar de expedientes. A pesar de que teóricamente la línea estaba abierta para todos los agricultores de más de 55 años de edad, como la normativa daba prioridad a los solicitantes de mayor edad (lo que permite a la Administración comprometer menos presupuesto, ya que esta ayuda se percibe hasta los 65 años) otros muchos han optado por no molestarse en rellenar impresos y presentar documentación cuando sabían que el rechazo estaba asegurado.

El declive del programa de cese anticipado, anunciado y hasta intencionado, como hemos denunciado en múltiples ocasiones desde hace años, con manifestaciones incluidas sobre el tema, es una pésima noticia. No sólo porque desalienta a cientos de profesionales que con este programa contaban con un pequeño complemento a sus exiguas jubilaciones, sino porque les animaba a permitir que otros tomaran el relevo en sus explotaciones. “Así, día a día, lo de las mil incorporaciones al campo va a acabar sonando a cuento de Calleja”, lamenta ASAJA.