El pasado miércoles 19 de junio se celebró en Palencia Junta General de Accionistas del Laboratorio Interprofesional Lácteo de Castilla y León.

El pasado miércoles 19 de junio se celebró en Palencia Junta General de Accionistas del Laboratorio Interprofesional Lácteo de Castilla y León, que como casi siempre, ha pasado desapercibida ante la opinión pública, incluso ante el propio sector agroganadero, lo que no deja de ser una prueba más de que las cosas funcionan y que funcionan con absoluta normalidad. Posiblemente la mayoría de los que estábamos en dicho acto, representando a las organizaciones agrarias y a las industrias lecheras que son socias del mismo, desconocíamos también que se cumplen en estos días los diez años de la puesta en servicio del Laboratorio, algo que con buen criterio se encargó de recordarnos el presidente de la sociedad Fernando Káiser.
Y es que, efectivamente, el 8 de julio de 1992, tuve el honor, como presidente de la mercantil Laboratorio Interprofesional Lácteo creada en 1991, de firmar con el consejero de Agricultura el convenio de cesión por el que se ponía a disposición del sector unas instalaciones por valor de 260 millones de pesetas de los de entonces. Casi al día siguiente se empezaron a hacer las primeras pruebas analíticas, y ya en el mes de noviembre se analizaba leche a efectos del pago por calidad. Pero hasta llegar a la firma del convenio de cesión, pasaron al menos cuatro años de reuniones con la industria la mayoría infructuosas, y de arduas gestiones con la Consejería para buscar la financiación de las instalaciones, la financiación para participar en el accionariado de la sociedad con figura de sociedad anónima, y salvar escollos burocráticos y políticos de toda índole. Y quiero recordar, en estos momentos de efemérides, la estimable ayuda a la hora de movernos en los pasillos y despachos de la Administración, del procurador en las Cortes Demetrio Espadas.
Ahora que no estamos en momento electoral agrario, me puedo permitir presumir, y aunque ello no reporte simpatías, de haber hecho desde ASAJA algo realmente importante por el presente y el futuro de la ganadería de leche y la industria agroalimentaria de la región. Atrás queda el trabajo, los días perdidos en discusiones absurdas, los enfrentamientos que los hubo con el poder político, y hasta la crítica inmerecida e incomprensión de algunos ganaderos. Lo verdaderamente importante de estas cosas, sobre todo cuando se ven con la retrospectiva de un periodo de tiempo como este, es tener la satisfacción de haber hecho algo útil para el sector, y de haber cumplido con el deber, aunque para algunos sea más fácil y rentable destruir y criticar que comprometerse en dar soluciones.
El Laboratorio Interprofesional Lácteo de Castilla y León es hoy referente obligado a la hora de hablar de la calidad de la leche en nuestra región, tanto en ganadería de vacuno como de ovino y caprino. No se concibe que exista una empresa o un ganadero que no analice la leche en el laboratorio a efectos del pago por calidad, y hoy, gracias en gran parte al laboratorio, el producto que sale de las explotaciones castellano leonesas es homologable con las regiones más avanzadas ya no sólo de España sino de toda Europa. Para ello ha sido necesario contar con un gran equipo humano integrado por una plantilla de 26 trabajadores, con un consejo de administración que ha sabido buscar consensos y objetivos comunes, con una Administración agraria que ha creído desde el primer momento en el proyecto, y al servicio de todo ello la más avanzada tecnología y una gestión empresarial pura y dura. Gestión empresarial que, a diferencia de otros laboratorios, ha sido una referencia constante y una de las razones del éxito, y que en lo único que no se ha materializado es en el reparto de dividendos. Los beneficios de la gestión empresarial, que los ha habido todos los años, se han destinado a reservas, acumulando las mismas casi un millón de euros que se han destinado a mejoras tecnológicas y que en definitiva son patrimonio de la sociedad y por tanto del sector.
El laboratorio es un ejemplo de buen entendimiento entre sector industrial y ganadero, que sería deseable se extrapolase a la Interprofesional Láctea y a otros sectores productivos. Lo que se creó con el recelo de muchos industriales de cortas miras, se ha revelado como una herramienta útil para dar claridad y transparencia al pago por calidad, para mejorar el producto, y para avanzar en unas relaciones civilizadas ente el que compra y el que vende.
Y al margen de los servicios clásicos, que funcionan de una manera rutinaria, el laboratorio se está adelantando a dar otros servicios analíticos al sector ganadero e industrial más relacionados con las áreas de la patología animal y la calidad de los productos terminados. Se ejecutan programas específicos de mejora de la calidad de la leche, se investiga en áreas nuevas, y se consolida como laboratorio de referencia en especies como el ovino y el caprino. Por supuesto que, a diferencia de otros laboratorios, algunos de la Administración, el Laboratorio Interprofesional está acreditado en sus técnicas por ENAC, y como último servicio al sector se tiene acceso a los análisis en tiempo real, tanto industrias como ganaderos, a través de Internet.
Normalidad absoluta, trabajo discreto y eficaz, mientras se sigue avanzando para mejorar lo que todavía no es perfecto. Hoy el Laboratorio Interprofesional es motivo de orgullo para las organizaciones que hace 14 años apostamos por él con fuerza, y hasta nos olvidamos del esfuerzo desigual que unos y otros hicimos para llegar donde estamos.