Se cumple cuarto de siglo desde la mayor protesta del campo español, la Marcha Verde.

Hace 25 años, cerca de  25.000 agricultores y ganaderos de Castilla y León recorrieron durante doce días casi 1.000 kilómetros de carretera, a lo largo de 33 etapas. Atravesaron más de 80 localidades, en las que recibieron el apoyo masivo de los habitantes del mundo rural. Días después, y junto a compañeros de todas las provincias de España, llegaban a Madrid. La “Marcha Verde” marcó un antes y un después en la historia sindical agraria.

En Castilla y León, la primera etapa fue el 19 de febrero, comenzando simultáneamente en León, Burgos y Ciudad Rodrigo (Salamanca) para confluir en una única columna en Arévalo (Ávila) ocho días más tarde; la provincia de Soria, por motivos geográficos y de logística, se unió a la columna que partía de Navarra y Zaragoza. Durante doce días la “Marcha Verde” recorrió casi 1.000 kilómetros de carretera en la región, en etapas que comenzaban a partir de las nueve de la mañana y concluían a las 17:30 horas. Los agricultores y ganaderos caminaban por los arcenes de las carreteras sin molestar a nadie, recibiendo el apoyo de numerosos ayuntamientos, cooperativas, empresas, etc. Leche, patatas, paella, chorizo, queso, cerveza, agua e incluso pastas, frutos secos y bombones fueron cedidos desinteresadamente a los caminantes, para acompañar al bocadillo y la bota de vino.

La media de participación diaria superó las 2.000 personas. Ni siquiera el temporal de nieve y de frío que azotó ese mes de marzo el norte de España impidió que las etapas se culminaran como estaba previsto. Benavente, en Zamora; Tordesillas, en Valladolid, y Arévalo, en Ávila, acogieron tres actos multitudinarios, al ser los puntos de confluencia de las columnas de andarines que recorrieron Castilla y León.

La marcha culminó con un gran acto de protesta en Madrid. En la Plaza de España de la capital se plantó una encina, cubriendo sus raíces con la arena que se había ido recabando de cada provincia española participante. Un árbol que quería ser un símbolo de unidad y de orgullo del sector agrario y ganadero español.