ASAJA de Castilla y León ha recibido con satisfacción la dimisión del presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero, Carlos Alcón, por la pésima gestión desarrollada al frente de un organismo cuyas decisiones afectan a miles de agricultores de la Comunidad Autónoma.

ASAJA de Castilla y León ha recibido con satisfacción la dimisión del presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero, Carlos Alcón, por la pésima gestión desarrollada al frente de un organismo cuyas decisiones afectan a miles de agricultores de la Comunidad Autónoma.

Para la oganización araria,su cese era obligatorio, y ya había sido demandado al consejero de Agricultura, José Valín, la pasada semana por parte de ASAJA. Han sido muchos los despropósitos de sus actuaciones como presidente, apunta la OPA.

Entre otros puntos, ASAJA destaca las nefastas propuestas de tarifas de riego formuladas desde la CHD para las provincias de Palencia y de León, propuestas que hacen inviables las explotaciones agrícolas. Igualmente grave es el talante despótico y la total ausencia de diálogo que caracterizaba al presidente de la Confederación, además de la descoordinación entre la actuación del organismo y las políticas de gestión de agua desarrolladas desde la Junta de Castilla y León y desde la Sociedad Estatal de Infraestructuras Agrarias (SEISA) del Norte.

No menos grave ha sido la falta de capacidad demostrada por Alcón para desarrollar en Castilla y León el Plan Hidrológico Nacional, un documento fundamental para garantizar una agricultura competitiva y con futuro. Igualmente, no ha ofrecido respuesta a los problemas que afectan a los agricultores que riegan sus parcelas con aguas subterráneas procedentes de acuíferos.

Otros casos que fundamentan las graves críticas de ASAJA han sido, por un lado, la mala gestión de al campaña de riegos en un año de sequía como fue el pasado 2002 –momentos críticos en los que Alcón prefirió irse de vacaciones, cuando más se necesitaba su presencia– y, por otro, la falta de respuesta a los problemas ocasionados en el sector por las inundaciones sufridas en los años 2000 y 2002. En este caso, además, es achacable una total falta de previsión a la hora de poner en marcha medidas que eviten los daños derivados de las cíclicas riadas.

La organización profesional agraria confía en que el próximo responsable de la Confederación Hidrográfica del Duero sea una persona dialogante con las OPAs y Comunidades de Regantes, comprometida con la región, conocedora de los problemas del campo y convencida de que el regadío es la mejor apuesta para el desarrollo de la agricultura y del medio rural, y por tanto esté dispuesto a relanzar los proyectos, hoy parados.