Sólo uno de cada tres agricultores de Castilla y León que solicitó incorporarse a alguna de las líneas de ayudas agroambientales están recibiendo estos días la carta de aprobación por parte de la Consejería de Agricultura. La excepción es la provincia de Zamora donde se han aprobado casi la mitad de la solicitudes debido a la prioridad que se le da a la zona de influencia de las Lagunas de Villafáfila.

Sólo uno de cada tres agricultores de Castilla y León que solicitó incorporarse a alguna de las líneas de ayudas agroambientales están recibiendo estos días la carta de aprobación por parte de la Consejería de Agricultura. La excepción es la provincia de Zamora donde se han aprobado casi la mitad de la solicitudes debido a la prioridad que se le da a la zona de influencia de las Lagunas de Villafáfila.
Esta línea de ayudas, que incluye el girasol agroambiental, la medida de extensificación para la protección de la flora y la fauna y el barbecho medioambiental, es utilizada fundamentalmente por los agricultores de secano que, a cambio de seguir unas pautas de producción más respetuosas con el medio ambiente en el conjunto de su explotación, reciben un pequeño complemento a sus exiguas rentas. Por tanto estas medidas de apoyo que son fundamentales en zonas en las que no existe alternativa al secano, la administración regional en vez de promoverlas las coarta.
Además de escasez de medios económicos, la Consejería llega con retraso pues muchos agricultores se han visto obligados a iniciar sus siembras sin saber si tenían que cumplir los requisitos medioambientales que exigen estas medidas.
“Es normal que si el presupuesto se reduce año tras año, el número de agricultores y la superficie que se incorporan a estas líneas disminuyan en la misma proporción” señala la organización agraria al ver como el presupuesto se ha reducido en más de un 50 por ciento en dos años, pasando de más de 7,5 millones de euros hace dos años a los 3,7 de esta convocatoria.
Al ser insuficiente el presupuesto para atender todas las solicitudes presentadas, la Consejería ha priorizado por edad -el corte ha estado en 41 y 43 años en función de la línea solicitada- y ha dejado fuera a agricultores que este año lo que solicitaban era más una prórroga que una nueva incorporación, ya que los contratos se conceden para cinco campañas. Este es el caso de agricultores que han cumplido escrupulosamente, durante los últimos cinco años, con los compromisos medioambientales exigidos a los contratos del girasol de secano agroambiental y que ahora por tener más de 41 años no van a poder dar continuidad a este sistema de cultivo respetuoso con el medio ambiente ya que al tratarles como una nueva incorporación se les ha denegado la renovación.