ASAJA de Castilla y León ha manifestado su rotunda oposición al último documento de reforma de la OCM del Azúcar conocido ayer, documento que no supone ningún avance sustancial respecto a las propuestas anteriores, ya que sigue sin ofrecer ninguna garantía de futuro al sector remolachero de nuestra región y de nuestro país.

ASAJA de Castilla y León ha manifestado su rotunda oposición al último documento de reforma de la OCM del Azúcar conocido ayer, documento que no supone ningún avance sustancial respecto a las propuestas anteriores, ya que sigue sin ofrecer ninguna garantía de futuro al sector remolachero de nuestra región y de nuestro país.

La rebaja del precio por tonelada continúa en esta última propuesta en umbrales insoportables para el cultivador, un 39 por ciento del precio actual, lo que abocaría al cierre a la inmensa mayoría de las explotaciones. El hecho de que se prolongue en lugar de a dos a cuatro los años para recortar estos precios no es más que un “caramelo envenenado” de la Comisión, lanzado para adormecer al sector temporalmente, “aunque eso de nada sirve a muchos agricultores jóvenes que han realizado numerosas inversiones para mejorar sus explotaciones remolacheras, inversiones que sólo se rentabilizan a largo plazo”, recuerda la OPA.

ASAJA considera que “morir en dos o en cuatro años en nada modifica el final de este cultivo, que es letal e inminente, aunque eso parece preocupar poco a nuestros políticos, más preocupados en cómo maquillar las condiciones de la propuesta final que en defender verdaderamente a los cultivadores”. En este sentido, la organización vuelve a reclamar la atención del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y de la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, para que agoten todos sus recursos en esta negociación, que tiene visos de concluir en las próximas horas.

Finalmente, ASAJA de Castilla y León recuerda una vez más los mínimos puntos que debe cumplir el acuerdo que finalmente se suscriba en Bruselas para no suponer la sentencia de muerte para el sector: primero, no puede haber una buena reforma si no hay un precio digno para la remolacha; si existe rebaja de precios ha de compensarse al cien por cien y, por último, cualquier descenso de cuota debería afectar únicamente a los países con excedentes de producción, y no a España, que consume más azúcar del que produce.