Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA Castilla y León

Cuando el nuevo comisario de Agricultura presentó su visión para la agricultura europea, el sector respiró con cierto alivio porque sus palabras se alineaban a reclamaciones como la simplificación de las normas y una reorientación más productiva de la PAC. Se esperaba que para julio se aclararan las líneas de la nueva programación, así como el presupuesto plurianual de la UE hasta 2034. Desde entonces para acá, el panorama se ha oscurecido. Las filtraciones que nos van llegando cada vez nos gustan menos.

El primer punto que nos preocupa es que el presupuesto está en peligro. Se apuntan recortes cercanos al 20% en los fondos agrarios, y se matiza que ese dinero se centrará no en los profesionales, sino en algo tan subjetivo como “quienes más lo necesitan”. Si va a haber menos presupuesto y se dedicará a explotaciones “necesitadas” que son seguramente que no tienen la agricultura como principal fuente de ingresos, Castilla y León será sin duda de las regiones más perjudicadas, porque no es nuestro modelo de agricultura y ganadería: aquí predominamos los profesionales.

Respecto al dinero, la alarma es aún mayor. Los Estados miembros aportan a la UE algo más del uno por ciento de su PIB para financiar el presupuesto comunitario, y se estima que para la próxima se necesitarían aportaciones del 2%. Esto es complicado porque los países del centro y norte de Europa -entre ellos algunos de los más ricos- no están por la labor. Y encima, la Unión Europea tiene un agujero importante, porque está pagando los intereses de los fondos repartidos tras el covid. Ante este panorama, desde Bruselas miran hacia los Estados miembros, para que cofinancien y aporten dinero propio… y eso todavía complica más las cosas para los países del sur de Europa, como España.

Otro problema son los acuerdos comerciales con terceros países. ¿Cuánto se puede apretar para que lo que entre cumpla los mismos requisitos que lo nuestro? La Unión Europea es la primera potencia mundial en exportación y España es el séptimo país del mundo que más exporta, por lo que tampoco es fácil la negociación.

Conseguir imponer a otros países nuestras normas no es nada fácil. Pero sí está en nuestra mano, porque depende de nosotros mismos, cambiar las normas agronómicas y burocráticas absurdas que ahora mismo nos complican la vida a los propios agricultores y ganaderos europeos. Eso no significa perder calidad ni retroceder en garantías sanitarias. Estas son nuestras señas de identidad y lo que nos da un gran valor añadido y permite la exportación, que hoy está salvando a tantos sectores ganaderos, fundamentales para Castilla y León.

A partir del 16 de julio comenzarán las negociaciones. Comisión Europea. Parlamento Europeo, Consejo Europeo y también con los Estados miembros. Las organizaciones agrarias europeas, a través del COPA, trabajaremos por un frente común. En estos meses en ASAJA estamos estrechando la colaboración con la CNA (Portugal), la FNSEA (Francia), GAIA (Grecia), la Confagricoltura y Coldirette (Italia).  Cubrimos un arco mediterráneo fundamental para el proyecto europeo y tenemos objetivos comunes: presupuesto, reparto profesional, eliminar normas absurdas y burocracia y marcar unas relaciones comerciales justas, para asegurar la rentabilidad de las explotaciones de la Unión Europea.

Los avances en los despachos de Bruselas exigen mucho trabajo técnico y de coordinación, pero son los más eficientes para mejorar las condiciones de cada uno de nuestros agricultores y ganaderos. Un cambio de orientación en una sola norma significa todo para muchas explotaciones. Las protestas en la calle son nuestra seña de identidad y son más visibles, pero el trabajo callado y constante de nuestras organizaciones es esencial.

Nos estamos jugando mucho en esta futura PAC. La próxima PAC 28-34 será la última PAC para la mitad de los agricultores profesionales que hoy cotizan a la Seguridad Social. Nos jugamos mucho con la futura PAC, porque tiene que sostener las bases del futuro de un sector que garantiza una alimentación de calidad, la vida en el medio rural, y la conservación del medio ambiente. Casi nada.