El mundo de hoy se parece muy poco al que conocíamos hasta hace solo un mes. El coronavirus ha dado la vuelta a todo, y aún más para las personas que han fallecido o están afectadas. Lo primero desde ASAJA es transmitir nuestro pésame a los que ya no están, y nuestro apoyo y solidaridad con todos los enfermos.

Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA Castilla y León

El mundo de hoy se parece muy poco al que conocíamos hasta hace solo un mes. El coronavirus ha dado la vuelta a todo, para España, para Europa y para más de doscientos países, y aún más para los miles de personas que han fallecido o están afectadas. Lo primero desde ASAJA es transmitir nuestro pésame a los que ya no están, y nuestro apoyo y solidaridad con todos los enfermos. Estos días muchos sectores se están jugando la vida por los demás, principalmente los que trabajan directamente con los enfermos: personal sanitario de hospitales y también de centros de salud, como los que atienden el medio rural, sin olvidar a los trabajadores de las residencias de mayores. También desde aquí nuestro agradecimiento.

Si las administraciones lo están haciendo bien, mal o regular, tendremos tiempo de evaluarlo cuando todo se estabilice. En situaciones críticas, antes o después la verdad queda al descubierto. Así, sorprende ver al señor Torra agradeciendo el papel del Ejército en Cataluña, y también nos llama la atención que el freno total de las ciudades se traduzca en una caída brutal de la contaminación. Ahora callan esos extremistas que habían decidido linchar al sector agrario y ganadero, quizás porque hasta ellos saben que nuestro trabajo es esencial para que la comida siga abasteciendo los supermercados.

Como agricultor y representante de una organización que agrupa a miles de profesionales del sector, me preocupa enormemente la evolución de la economía. Como los motores, no puede estar parada mucho tiempo, porque luego cuesta mucho volver a arrancar. En la agricultura y la ganadería, como sectores esenciales, seguimos trabajando con mayor o menor normalidad. A las dificultades habituales, se suman ahora otras, fruto del estado de alarma, aunque nosotros sabemos que hay que seguir sembrando, atendiendo a la ganadería y produciendo alimentos. Y ni para el campo ni tampoco puede parar el transporte, la industria alimentaria o la distribución. La población está recluida en sus casas, pero sigue comiendo, aunque es verdad que no las mismas cosas. Y por eso las explotaciones que están pasando más problemas son las que tenían la salida principal de su producción en la hostelería, en las celebraciones que ahora no pueden hacerse. Lechazo, cabrito, cochinillo, las partes más nobles del vacuno… y otros productos que se consumían principalmente en restaurantes. Desde ASAJA hemos hecho un llamamiento a administración, industria, distribución y también a los propios consumidores para que lleven a sus mesas esas carnes de calidad que ahora se encuentran injustamente sin salida en los mercados. Con lo que pagábamos un plato en un restaurante, hoy puede comer un asado una familia entera.

La colaboración de todos es clave para salir de la crisis, cada uno en su medida. No puede ser que mientras unos profesionales se juegan la vida, otros se escondan de manera injustificada y precipitada, aunque luego sean los primeros en pedir a las administraciones que les dejen salir a pasear. De esto o salimos todos juntos o no salimos y vamos a salir, eso seguro, el objetivo tiene que ser lograrlo lo antes posible, con el menor número posible de impacto en las personas, y con la economía no digo yo sin daño, que eso ya es imposible, pero sí con el apoyo suficiente para que pueda volver a remontar.