La organización considera que las declaraciones cizañeras de Garzón son un ataque frontal a la ganadería salmantina

8 de julio de 2021 | En tan sólo 6 minutos que dura el vídeo publicado en las redes sociales de Alberto Garzón, ministro de Consumo, se ha cargado el trabajo y la labor que desempeña la ganadería española y, concretamente, la salmantina al ser la provincia con mayor número de reses del conjunto español. Por todas las ‘lindezas’ que dedica a este sector, utilizando medias verdades, ASAJA Salamanca pide al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que le cese inmediatamente y sin miramientos.

El Gobierno español debe salvaguardar el medioambiente y también la economía de este país, por la que no se concibe sin sectores estratégicos como la ganadería y la agricultura. De hecho, de los mil millones de personas que viven en el mundo de la ganadería, 2 millones son españoles.

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, alude en un vídeo manipulado a que “sin el planeta no tendríamos economía”, cuando lo correcto es decir que sin la ganadería no tendríamos economía, por lo que ataca frontalmente a este sector. Además, utiliza datos sacados fuera de contexto y habla de los animales que se sacrifican en España, pero no de las exportaciones que ascienden a más de 3 millones y medio de toneladas de carne y derivados que dan de comer al resto del planeta.

El indocumentado ministro se atreve a comparar el consumo de carne con el alcohol, el tabaco o las drogas. Esta desfachatez no se puede permitir en palabras de un miembro del Gobierno y menos cuando la dieta mediterránea está considerada como una de las mejores del mundo, en la que se incluye la carne fresca.

Las declaraciones sectarias son cuanto menos propias de una persona insensata e ingenua, carente de la información precisa; sobre todo, al afirmar que la agricultura y la ganadería son responsables de la contaminación del planeta. Se atreve a asegurar que las flatulencias de las vacas y cerdos contaminan más que los coches. Este ministro de la cizaña, que ya atacó al sector remolachero y las bebidas azucaradas, no ha leído los diversos estudios que afirman que los vehículos contaminan al día lo mismo que la mitad de los volcanes. Y al contabilizar las emisiones del transporte, se han ignorado los procesos de fabricación, la vida de los coches y tras su utilidad. Sin embargo, al analizar a la ganadería sí se ha contado con las emisiones de fertilizantes, cultivos de pienso o los propios animales desde su nacimiento, por lo que la comparativa no es correcta.

Cabe recordar que China acapara por sí sola el 30’3 % de las emisiones globales, seguida de Estados Unidos e India. Y este país oriental no produce apenas carne, ni tiene la carga ganadera de España o Salamanca, ni, por consiguiente, las flatulencias que tanto molestan a Garzón. Además, el sector agrario y ganadero es uno de los pocos que también descontaminan y reabsorben emisiones CO2. Un olivo, por ejemplo, absorbe en un año lo que contamina un coche en 20.000 km.

Recordamos a este personaje político que, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, la producción ganadera de carne representa el 9 % del total de emisiones de GEI de nuestro país, incluido en el 12% del apartado total de la agricultura. Por el contrario, el transporte supone el 27% de esas emisiones, seguido por la industria con un 21 %; la generación de electricidad, 17 %; el consumo de combustibles, 8’5 %; o los procesos industriales y uso de otros productos, 8%.  También falso es que el consumo de agua sea tan desorbitado, puesto que en su mayoría se trata de agua de lluvia, que el ganado obtiene a través de la propia alimentación, no recursos que se resten a los recursos de agua de la población general.

Aun así, el sector es consciente de los retos medioambientales y trabaja cada año por cumplir con los requisitos de producción y las exigencias ambientales. Además, permiten mantener ecosistemas y los convierte en sumideros de carbono, como el vacuno y el porcino en las dehesas. Y no hay que olvidar la labor de limpieza de los montes y la prevención de incendios forestales del pastoreo, o la economía circular que promueve toda la actividad ganadera, reutilizando también estiércoles y purines como fertilizantes orgánicos.