Escuchan pero no oyen

Abril 2022 |ES NECESARIO FELICITAR al sector por la respuesta que ha tenido al llamamiento de las movilizaciones en ámbito nacional, con la magnífica participación en todas las provincias, con tractoradas, manifestaciones a pie y concentraciones. Pero, sobre todo, tras el acto desarrollado en la capital, el pasado 20 de marzo. El sentimiento de todos los que allí estuvimos fue de satisfacción, de orgullo de haber vivido ese momento, por una participación histórica, por el extraordinario civismo… donde 400.000 personas, llegadas de todos los rincones del país, se amontonaban en las principales calles de Madrid sin causar el mínimo desperfecto; lo que deja claro que la gente rural es responsable y respeta el sistema de vida del prójimo, cosa que no se puede decir de todos los grupos sociales de este país. Nos juntamos diferentes colectivos con un mismo objetivo: llamarle la atención a una sociedad urbanita, secuestrada de sus raíces, adormecida por las falsas relaciones sociales, manipulada por políticos sectarios, amordazada por una educación falseada y manipulada, a una sociedad que ha olvidado de dónde viene y, lo que es peor, no sabe a dónde quiere ir… Hemos recordado a dicha sociedad que la ‘España vaciada’ aún está viva, que existen personas con sus vidas, sus sentimientos y sus ilusiones, personas que estamos cansadas de ser ignoradas y atropelladas por políticos sectarios.

Hay que poner en valor la afluencia allí congregada. Es muy fácil movilizar varios miles de personas en una ciudad con seis millones de habitantes, por razones que atañen a los habitantes de diferente índole: pensiones, paz en el mundo, rechazo al maltrato, etc. Todos estos actos muy respetables. En esa situación, lo único que tienen que hacer desplazarse cuatro manzanas, o subirse al metro diez minutos, para asistir a una concentración en cualquier parte de Madrid. Sin embargo, los congregados el 20 de marzo, en la mayoría de los casos, se subieron a un autobús seis o diez horas antes; o cogieron su coche y su familia y se marcaron 500 kilómetros de ida, y otros tantos de vuelta; o se subieron al ave durante tres horas. Hay que poner en valor el despliegue de medios y coordinación, de las diferentes organizaciones convocantes. 2.000 autobuses, góndolas con tractores, realas o caballos, entraron a Madrid al mismo tiempo; por lo que dio como resultado el mayor movimiento de este tipo experimentado en España en la historia. Una coordinación y participación, tanto en asistencia como en medios económicos, donde las organizaciones agrarias hicimos un esfuerzo para fletar los autobuses, esfuerzo que también hicieron las asociaciones de cazadores, ayuntamientos, cooperativas, empresas del sector o grupos de acción local.

Después de toda esta exhibición, que dejó claro el malestar general que existe en el 80 % del territorio español, después de que haya quedado claro que hay vida a este lado, en el medio rural, la pregunta es: ¿la hay al otro lado? ¿ Hay alguien escuchando en el Gobierno? Creo que sí escuchan, pero no oyen. Y si escuchan, les da lo mismo. Desgraciadamente, estamos dirigidos por políticos ocupados en salvar el sillón, que odian todo lo que huele a pueblo, odian nuestra historia, anclados en sus ideologías, odian sus raíces e intentan imponer un mundo futurista, controlado por minorías que poco o nada saben qué es trabajar. Solo se darán cuenta cuando los de este lado despertemos y nos neguemos a mantener vagos.