«Mercosur, el sector agrario como moneda de cambio»

Julio 2019 | HACE CASI dos décadas que la Unión Europea negocia un acuerdo comercial con los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y, en estas semanas, se ha cerrado ya se ha cerrado dicho acuerdo. Podría parecer interesante para los países de la UE, a los que se les abre un mercado de 260 millones de consumidores. Se sabe que, por lo pronto, se suprimirán a las empresas europeas 4.000 millones en aranceles; principalmente, en la industria automovilística, química y farmacéutica, entre otras.

El problema surge cuando deciden utilizar unos sectores como moneda de cambio para colocar a otros. Los países implicados y mencionados anteriormente conforman potencias en productos agrarios. Los países que componen Mercosur ya eran el principal proveedor de productos agrarios a la UE que conforman el 20% y suministran el 70% de los productos de alimentación animal.

Sabemos poco de los detalles o el aumento de concesiones que se dará a las que ya tienen estos países en los acuerdos actuales; pero sí sabemos que se barajan algunas cifras preocupantes. Éstas tienen que cuando pretendan aumentar las salidas de sus productos, aquellos de los que nosotros somos una potencia exportadora. Por centrarnos en alguno que a nuestra provincia afectaría negativamente, se baraja el aumento de 100.000 toneladas las importaciones que haría España en azúcar. Si en el momento actual y después de que Azucarera se saltara el precio comprometido, le sumamos todas las compañas contra los productos derivados del azúcar y le añadimos una menor demanda interna, francamente, creo que no pinta nada bien.

Tenemos que estar atentos si esto sigue adelante, pues los consumidores deben saber si los productos importados se desarrollan con la misma trazabilidad y condiciones laborales y sanitarias que los que producimos nosotros.

El sector agroalimentario aporta a la industria de Castilla y León en torno a un 20%. Una buena parte de este porcentaje está basada en la exportación y, principalmente, a países de la UE. La carne de bovino se exporta en su gran mayoría y, en Salamanca, nos alzamos con la cuarta parte de las reproductoras de toda España, y aumentando.

“A sus productores se les debe exigir lo mismo que nos exigen a nosotros”

En el pretendido acuerdo, se habla de otras 100.000 toneladas de carne de bovino. Actualmente, estos países ya exportaban a la UE el 80% de la carne que importamos. El sector del bovino en Castilla y León goza de buena salud, tanto en el funcionamiento económico como en las cuestiones sanitarias que cumplimos y nos avalan, al fin de poder acceder a nuevos mercados, con todas las garantías.

El sector del bovino nacional nunca podrá competir con las grandes despensas agrarias de Iberoamérica, pues los costes de producción en Europa se disparan, entre otras cosas, porque no disponemos de las dimensiones de las explotaciones americanas. Aquí se produce con los más estrictos controles sanitarios, con absoluto respeto a las condiciones laborales y asumiendo unas limitaciones burocráticas que, en muchos casos, hacen dedicar más tiempo a la administración que al propio manejo de la ganadería. Pero sobre todo porque nosotros producimos con unos parámetros de trazabilidad, en la que se controlan todos los pasos del desarrollo del animal, su procesos de sacrificio y su distribución.

Espero que no nos utilicen de moneda de cambio. Si esto sucede, se les tendrá que exigir las mismas obligaciones que a nosotros y, sobre todo, en cuestión sanitaria; principalmente, que las granjas de origen tengan una calificación en tuberculosis y brucelosis, que tengan desarrollado un programa sanitario… No pido nada que no nos estén exigiendo a nosotros para conseguir entrar en los mercados en los que estamos.

Esperemos que no nos la vuelvan a colar como con los productos trasgénicos. En Europa no se pueden producir, y lo que llega a puerto, procedente de Brasil, EEUU o Canadá, sí que lo es.