Éxito rotundo en la manifestación contra la sobreprotección del lobo

Verónica G. Arroyo | LA CRÓNICA | El 24 de marzo, tres tractores (uno por cada OPA: ASAJA Salamanca, UPA y Coag) tomaron las calles de nuevo. En esta ocasión, no les seguían cientos más de estos bólidos agrarios sino 500 coches venidos de todos los puntos de la orografía salmantina. Y es que la COVID-19 marca aún el ritmo y la forma en que se pueden hacer las manifestaciones.

Sin embargo, la celebrada fue una protesta única, no sólo por las limitaciones que lleva consigo la pandemia sino por el buen hacer y el respeto del que hicieron galantería, una vez más, los hombres y mujeres del campo; aquellos que más tienen que perder si la inclusión del lobo en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial (LESPRE) se lleva definitivamente a cabo en España.

No se sabe nada. Hace un mes que la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, no se pronuncia al respecto. Lo último que se sabe es que las cuatro comunidades verdaderamente afectadas (Castilla y León -179 manadas-, Galicia -84-, Asturias -37- y Cantabria -12-) tendieron la mano al Miteco para trabajar junto al Gobierno en actualizar la estrategia de conservación de la especie. Comunidades autónomas y organizaciones agrarias, como ASAJA, pidieron la retirada de la orden del lobo en la cumbre en defensa de la ganadería extensiva. ASAJA se ha reunido con las distintas administraciones como la Junta de Castilla y León y su representante en Salamanca, Eloy Ruiz. ASAJA ha establecido lazos con las otras organizaciones agrarias para llevar un mensaje unido, pero no se sabe nada. La ministra no reacciona.

Por este motivo, los salmantinos no pudieron más. Tuvieron que salir a la calle. Ya habían esperado meses por ser prudentes y motivos no les faltaban: las medidas de la convergencia, que impondrán más limitaciones en las explotaciones; la tuberculosis bovina con especial incidencia en esta provincia (ya que es la que encabeza el censo de ganado vacuno en toda España); los precios irrisorios que se les paga a agricultores y ganaderos y desorbitados, en los lineales de los supermercados; los ataques de buitres, meloncillos, zorros y demás fauna salvaje que no se hace cargo la administración; la bajada en el presupuesto de la PAC…

Este 24 de marzo se clava en el calendario por ser el día en que tres tractores encabezaron la marcha de una caravana de coches sin igual

No obstante, este 24 de marzo se concentraron en el tema del lobo. Las organizaciones lo dejaron claro, no quieren acabar con la especie; quieren que no se expulse a los habitantes del medio rural y su economía por tener que cerrar las explotaciones ante las millonarias pérdidas que supone soportar los daños del lobo. Quieren seguir viviendo en los pueblos. Quieren seguir produciendo para nosotros (no nos olvidemos que les necesitamos, al menos, tres veces al día). Quieren que Castilla y León y, concretamente Salamanca, no tenga que acarrear con el peso de los miles de lobos que hay en esta comunidad y que se expandirán, colonizando estos territorios, en un hábitat que no es el suyo; un hábitat que no tiene presas para su alimentación, por lo que cargan contra la ganadería y con el miedo y la desazón que sufren todos los habitantes del medio rural. ¿Y a dónde van a venir y dónde van a criar más? Salamanca, que tiene más de 600.000 cabezas de ganado vacuno y otras tantas ovejas y cochinos ibéricos en extensivo; es decir, una prominente despensa al aire libre.

Este 24 de marzo se clava en el calendario por ser el día en que tres tractores encabezaron la marcha de una caravana de coches sin igual. Escoltados por la Policía Nacional, marcaron el rumbo de 500 vehículos; en fila de a dos, salieron del aparcamiento de Madres Bernardas poco después de las doce de la mañana. Recorrieron la avenida de la Aldehuela, paseo de Canalejas, plaza España, avenida Mirat y plaza Puerta Zamora, para retornar por Mirat y bajar Gran Vía hasta la Subdelegación del Gobierno de España en Salamanca.

Ésta es la galantería de unos hombres y mujeres que, aún enfadados porque lo están perdiendo todo, saben actuar con educación

La salida, el orden, el recorrido y el respeto por viandantes, impecables. Hicieron ruido, sí. Cláxones y bocinas inundaron el ambiente de la capital charra. Vecinos y transeúntes les recibían con aplausos. Los niños y mayores, emocionados. Hubo muchas fotos y muchos vídeos, pero lo más importante no faltó: un mensaje de unión y de fuerza.

Casi eran las dos de la tarde cuando la subdelegada, Encarnación Pérez, recibía a los líderes de ASAJA, UPA y Coag, Juan Luis Delgado, Carlos Sánchez y José Manuel Cortés, respectivamente. Los tres le hicieron entrega a Pérez de un manifiesto que se puede leer abajo de esta crónica. Y los tres expresaron su más profundo malestar. Pérez, siempre diplomática, aseguró que llevaría el manifiesto a las próximas reuniones y que se encargaría, personalmente, de tratar el tema con el Gobierno central, ya que coincide en la necesidad de mantener el equilibrio y no dañar a las familias ganaderas, la vida en nuestros pueblos y la economía de la provincia.

Fuera, los coches y tractores esperaron pacientes a los tres presidentes. No hubo remolinos, no hubo salidas de tono, no hubo corrillos de personas que pudieran alterar la situación sanitaria. Los coches se dispersaron tranquilos. Ésta es la galantería de unos hombres y mujeres que, aún enfadados porque lo están perdiendo todo, saben actuar con educación. Chapeau

Manifiesto