“Siempre se ha considerado al cultivo remolachero como un cultivo colonizador por la mano de obra que ocupa y por las épocas en que la ocupa. Sin embargo, de algún tiempo a esta parte, también el cultivo remolachero adolece de un mal de que se quejan los demás sectores agrícolas: escasez de mano de obra principalmente para las faenas de la recolección. Hasta ahora, más del 50% de los gastos de cultivo de una hectárea de remolacha pertenece al capítulo de jornales. Este dato demuestra cuánto puede influir en el costo de producción de la remolacha una acertada y eficiente mecanización del cultivo. Por otra parte, esta mecanización no puede ocasionar trastornos laborales alguno, puesto que precisamente la tónica laboral de este momento en el campo es como antes decimos la escasez de mano de obra. No hay que olvidar que el cultivo remolachero ha progresado mucho técnicamente en estos últimos años. Este progreso del cultivo se advierte, si consideramos que del rendimiento unitario de las 18 a las 20 toneladas de remolacha por hectárea de los 1940-50 se ha pasado a las 21-24 toneladas de las últimas campañas. Junto a este progreso cuantitativo habrá que señalar también el mejoramiento obtenido las calidades de la raíz y en el rendimiento de esta en azúcar gracias a un mejor cultivo y a una cada día más perfecta adaptación de las semillas a las zonas y comarcas respectivas. Un paso más en esta racionalización del cultivo remolachero es el que ahora va a darse procurando la fabricación de máquinas proyectadas especialmente para realizar los trabajos de arranque y recogida de la remolacha. Ya ha sido convocado el correspondiente concurso por la Dirección General de Agricultura, que va a celebrarse en las provincias de Valladolid y Zaragoza. Cabeceras, como bien he sabido, de las dos más importantes regiones remolacheras de España.”
“La mano de obra en el cultivo remolachero”, por Ángel Lera de Isla. publicado en Diario de Burgos, 1966



