Begoña Rodríguez Brime

Estos días Begoña hace la primera PAC a su nombre en ASAJA-Zamora. “A ver qué tal sale. Que al final salgan las cuentas depende un poco de las ayudas, otro poco de cómo vaya el campo y el tiempo, y otro poco más de los precios

C.R./ T.S.N.

En la comarca zamorana de Benavente y Los Valles, donde se unen los ríos Tera y Esla, está Milles de la Polvorosa. En este pueblo de doscientos vecinos, que tiene a San Miguel y Santa Bárbara por patronos, va a incorporarse a la agricultura Begoña. En estos momentos está haciendo el curso para conseguirlo, un curso en el que casi toda la materia le es familiar, porque muchas de las cosas lleva escuchándolas en casa desde que era niña. Aunque estudió Relaciones Laborales y desempeñó otros trabajos, siempre ha estado ligada a la explotación, y lleva años llevando “el papeleo”. Considera que su incorporación al sector “es sencilla, relativamente, y comparado con otros casos, porque entro con una explotación montada, no partiendo de cero”, comenta.

Sus padres tenían agricultura y ganadería. “Antes lo poco que se sacaba en mi casa era de la ganadería. Ahora ni eso, la leche está por los suelos. Y encima es un trabajo de lunes a domingo”, comenta. Ella se incorpora solo con agricultura, en un pueblo en el que prácticamente toda la superficie es regada por acequia. Cuando llegue la ayuda de incorporación quiere dedicarla a renovar la maquinaria, “aunque las fincas siempre me parecen una inversión mejor, porque permanecen. Pero el mercado está muy saturado y apenas hay ventas”.

Estos días hace la primera PAC a su nombre en ASAJA-Zamora. “A ver qué tal sale. Que al final salgan las cuentas depende un poco de las ayudas, otro poco de cómo vaya el campo y el tiempo, y otro poco más de los precios. Si se paga luego el maíz como este año, mal negocio”, comenta. También le preocupa que, a estas fechas, “no se ha sembrado un tito, como se dice por aquí. Las tierras están encharcadas todavía”. Así que, como siempre ocurre en la agricultura, todo está en el aire hasta que llegue la cosecha, y el grano se venda.