Fernando Tejerina Gutiérrez

Autillo de Campos

Después de 36 años dedicado a su explotación de ovino en Autillo de Campos, Fernando Tejerina puede presumir de haber conseguido a base de trabajo y esfuerzo, una de las granjas más modernizadas no sólo de la provincia, sino del país.

C.R./ Sonia Arnuncio

Después de 36 años dedicado a su explotación de ovino en Autillo de Campos, Fernando Tejerina puede presumir de haber conseguido a base de trabajo y esfuerzo, una de las granjas más modernizadas no sólo de la provincia, sino del país. Pero el camino no ha sido fácil. A los 16 años se iniciaba con la agricultura familiar, pero enseguida decidió que había que dimensionar el negocio e instaló la primera nave para cebo, con 70 ovejas churras. Hoy en día tiene 2.000 cabezas de Assaf en una explotación modelo, totalmente mecanizada donde ha incorporado la última tecnología y donde trabajan cuatro empleados.

Sin embargo es consciente de que los bajos precios hacen mucho menos rentable la empresa de lo que debería ser. “Las estamos pasando canutas. Resulta que un lechazo valía 500 pesetas hace 18 años y hoy vale 3 euros, la misma cantidad a pesar de haberse incrementado los gastos de producción muchísimo más”, dice Fernando. Su mujer, Rosa, ha trabajado siempre con él y juntos han sacado adelante a tres hijos, dos de los cuales –uno es veterinario- también colaboran en el negocio familiar. “Si este bache nos pilla hace quince años, nos hubiera arruinado. Afortunadamente hoy tenemos la explotación saneada, pero han sido necesarias importantes inversiones que no dejamos de hacer año tras año”.

Fernando se retrotrae a “los tiempos en que ordeñábamos a mano” y sonríe pensando en los 5.500 metros cubiertos de que está dotada la explotación y los robots que realizan todas las tareas. Sin embargo, su sonrisa se borra al pensar en el futuro. “Lo veo mal si los márgenes siguen así. El problema es que los productos ganaderos son perecederos. La leche no queda más remedio que venderla al precio que ofrece la industria, y de eso se aprovechan”.

Estaría encantado de que sus hijos siguieran adelante con la granja, porque ha costado mucho llegar donde están hoy, pero no querría que tuvieran que trabajar 20 horas al día “como nos ha pasado a nosotros durante muchos años”. De momento, sigue pensando en mejorar la explotación a través de planes de modernización e inversiones.

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