Francisco Sánchez Hernández, ganadero

Tras vacunar frente a la lengua azul, en julio de 2006, ha visto con impotencia cómo la cabaña que comparte con su hermano, en Tenebrón, un pequeño pueblo de la comarca de Ciudad Rodrigo, ha quedado mermada en su totalidad.

M. J. L. C

Tras vacunar frente a la lengua azul, en julio de 2006, ha visto con impotencia cómo la cabaña que comparte con su hermano, en Tenebrón, un pequeño pueblo de la comarca de Ciudad Rodrigo, ha quedado mermada en su totalidad. Cerca de 1.600 ovejas que, poco a poco, y sin causa aparente, han sufrido una lenta agonía caracterizada por fiebres altas, baja productividad, abortos y debilidad. Ahora, tras quedarse sin la ganadería que heredó de su abuelo y, posteriormente, de su padre, centra su lucha en obtener justicia económica y moral.

Su caso, de los más llamativos en Castilla y León, precisamente, es uno de los que la Consejería de Agricultura ha considerado como “indemnizable” tras las bajas sospechosas detectadas en algunas explotaciones vacunadas frente a la fiebre catarral ovina en toda la Comunidad. Aún así, y a pesar del reconocimiento oficial, se mantiene a la espera de que esas subvenciones lleguen, tras un largo proceso burocrático que nunca parece tocar su fin, y sacar con ello adelante una explotación en la que, actualmente, tan sólo han quedado 50 vacas, 2 añojos y unas cien hectáreas de forraje que servían de sustento a su cabaña de ovino.

Francisco y su hermano Heliodoro no han cejado en el empeño de continuar luchando por lo que les queda, aunque prefieren mostrarse cautos a iniciar de nuevo la andadura que sus antecesores pusieron en marcha hace décadas. “Son malos tiempos para el campo y, en especial, para el ovino”, vaticina este ganadero de la comarca de Ciudad Rodrigo pero, a pesar de todas las adversidades, Francisco Sánchez, a sus 55 años, no se arrepiente de haber aparcado los estudios de Empresariales cuando tan le quedaban dos asignaturas pendientes. Hoy por hoy, su reto es otro bien distinto, pasar los exámenes finales de su cabaña, ya desaparecida, y dar así el aprobado general a la Junta de Castilla y León en una causa como la suya, “de fuerza mayor”.

ADJUNTOS