Javier Pozo

Javier Pozo tiene su explotación donde nació, Villarrín del Páramo, un pueblo pequeño lindante a Santa María del Páramo.

Javier Pozo tiene su explotación donde nació, Villarrín del Páramo, un pueblo pequeño lindante a Santa María del Páramo. Comenzó en la profesión con 25 años, y en los 13 años transcurridos desde entonces, ha doblado la extensión que le dejó su padre hasta superar las cien hectáreas en regadío que trabaja.

Teniendo remolacha, trigo, maíz y alubias no hay apenas huecos libres en el calendario agrícola: siempre hay alguna tarea que hacer. “Pero no me puedo permitir el lujo de dedicarme sólo a un cultivo: he hecho inversiones a las que tengo que hacer frente”, explica. Además, conjugar varias producciones le permite sortear los años difíciles, contrarrestando pérdidas y ganancias.

Cuenta con maquinaria moderna y emplea sistemas de gestión y guiado para optimizar tiempo y trabajo, pero sobre todo destaca la utilidad de una pequeña herramienta que no está generalizada entre los agricultores: la PDA, un pequeño ordenador o agenda electrónica que siempre le acompaña. “En la PDA meto todos los datos, desde cuándo empiezo a arar, el tiempo que empleo, los aperos, herbicidas, sulfatos que uso (cantidad, materia activa, dosis), los rendimientos, etc.

Una vez por semana vuelco todos los datos en el ordenador y ese seguimiento me sirve para tener controlado y reflejado todo lo que pasa en la explotación”. También le sirve para cumplir con los requisitos del Plan 2014 de remolacha. Cree que estar al tanto de las novedades y reciclar conocimientos es importante: “la formación es fundamental, eso me inculcó mi padre y yo también trato de inculcárselo a mi hijo”.

Javier está en ASAJA desde que se dio de alta como agricultor, como también fue socio su padre. Considera que en esta OPA se ofrecen los mejores servicios para los profesionales y que además está bien organizada, “no hay los problemas de otros sitios”, puntualiza.

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