Jesús Diego Ramos

Lleva toda su vida dedicándose a nuestro sector, al campo, nunca quiso abandonar la práctica agrícola de su familia.

C.R./ Cristina M.S.

Para este mes de marzo hemos querido elegir a uno de nuestros socios con mayor tradición familiar en lo que a veteranía en nuestra organización se refiere  y también implicado con ASAJA-Salamanca a todos sus niveles. Jesús Diego Ramos lleva toda su vida dedicándose a nuestro sector, al campo, no quiso abandonar la práctica agrícola de su familia.

Desde sus tierras de labor en la localidad salmantina de Calvarrasa de Abajo, a pocos kilómetros de la capital de Tormes, nos cuenta que no está siendo fácil mantenerse a flote en un año que “no sólo ha sido duro para nosotros, agricultores y ganaderos, sino que para toda la economía mundial en general, 2009 ha sido un año caótico”. Jesús, cuyos ingresos proceden principalmente de la siembra y recogida de la patata (para él es el sector más perjudicado, vendiendo la tonelada del tubérculo a menos de 30 euros),  la remolacha, el maíz o el cereal (cuyo precio de lonja es el mismo de hace 30 años), ve un futuro muy negro para todos los jóvenes que a día de hoy quieran incorporarse a este mundo, ya sea al sector agrícola, al ganadero o a ambos.

Jesús nos cuenta que si hoy él o cualquier joven quiere comenzar desde cero en el sector es económicamente imposible e inviable tal como están las cosas, ya que las trabas burocráticas que pone la administración también dificultan el ya difícil relevo generacional que cada fin de año se traduce en una bajada porcentual del  número de  agricultores y ganaderos en nuestra provincia y en nuestra región. Jesús dedica también parte de su tiempo a representar a nuestra organización como vicepresidente II de ASAJA-Salamanca, integrante de la mesa de cereales y leguminosas de la lonja provincial y miembro de la sectorial de cereales a nivel local y nacional.

Piensa que sólo cuando se trabaja desde ambos lados se sabe realmente  las dificultades que existen para combinar el trabajo agrario con la labor y la actividad sindical. A pesar  de todas las “piedras” que pueda encontrarse en el camino, nuestro socio asevera “no cambiaría ni abandonaría este trabajo por nada del mundo” y aunque anima a todo el que quiera formar parte del sector, es realista y pide cautela dada la situación actual que vivimos. 

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