Óliver Correas López, agricultor

A sus 21 años, Óliver Correas es uno de los jóvenes que acaba de incorporarse a la profesión, después de haber seguido el curso correspondiente en ASAJA. Tenía muy claro que quería dedicarse al campo, aunque su padre, también agricultor, le aconsejó estudiar “otra cosa”.

C.R./ S. Arnuncio

A sus 21 años, Óliver Correas es uno de los jóvenes que acaba de incorporarse a la profesión, después de haber seguido el curso correspondiente en ASAJA. Tenía muy claro que quería dedicarse al campo, aunque su padre, también agricultor, le aconsejó estudiar “otra cosa” antes de instalarse. Óliver se decantó por un ciclo de Automoción, pero no llego a acabar porque le tiraba la profesión, que ha vivido siempre en su casa.

Después de hacer un expediente de incorporación en Asaja, ha realizado una gran inversión en la explotación, con la compra de “un tractor propio”, recalca ilusionado. Está pendiente de que le llegue la ayuda económica, algo que “se retrasa excesivamente y que desbarata los planes de quienes queremos dedicarnos a esto”.  “En mi caso tengo la ventaja de contar con la explotación familiar, pero eso no les pasa a todos, y si quieres empezar en la agricultura sin esa base, es imposible, porque no hay capacidad para meterte en la compra de tierras, maquinaria y todo lo que esto conlleva”.

Habla con pasión de su trabajo, de las labores de ahora mismo, en plena campaña de riego de sus cultivos de cereal, maíz, alfalfa y girasol. “Me encanta hacer las labores de cosecha, subirme a las máquinas, empacar, el manejo de todas las herramientas, regar, hacer las chapuzas, arar, sembrar…”, dice este joven agricultor de Tierra de Campos que se ve en un futuro con una familia en su tierra, Villoldo, viviendo de esta profesión.

La campaña, dice Óliver, se presenta este año un poco tardía, aunque ha mejorado algo con las últimas lluvias. “Estamos a la espera de más agua, porque otros años hemos empezado a regar más tarde”. Mañana es la fiesta de la Comunidad, pero Óliver va a salir al campo igual que está sucediendo en los últimos días. “En esta época hay mucho trabajo y no hacemos fiesta”, explica, y recuerda los veranos ayudando en casa cuando “los amigos no me veían el pelo porque tenía que ayudar en el campo”. Eso sí, son recuerdos llenos de alegría porque se ve a la legua el entusiasmo que tiene este joven agricultor, emprendedor y apasionado de su profesión.

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