Luis Fernando Palomo

Fernando está en esa edad en la que uno tiene que tirar para adelante como sea, por muy mal que vengan dadas.

Fernando está en esa edad (tiene 46 años) en la que uno tiene que tirar para adelante como sea: conoce bien su trabajo y ha invertido demasiado tiempo y dinero en su explotación como para abandonarla, por muy mal que vengan dadas. Vecino de Valverde del Majano, localidad muy cercana a Segovia capital, participa en una sociedad familiar, y combina la agricultura de secano con el vacuno de cebo. Esa diversificación le permitió salir a flote de la gravísima crisis que acarreó la desmesurada subida de los piensos. En ese momento se quedaron unos cuantos en la cuneta, y muchos tuvieron que reducir las cabañas. “Ahora, aunque los precios no son nada buenos, la situación es algo mejor, porque hay menos oferta en el mercado; el problema es que también hay menos oferta de animales para engorde”, apunta Fernando.

Ellos compran animales en el sur, en Pozo Blanco, en Extremadura. Llegan con seis o siete meses, y van a matadero con 12-14 las terneras y 16-18 los machos. Comercializan a través del sello segoviano de Carnoble, que garantiza la trazabilidad de la carne. Fernando dice que a la ternera se le critica muchas veces sin conocimiento “porque ahora se produce buena carne, mejor aún que la de diez años atrás”. No obstante, apunta que tan importante como el trabajo del ganadero son otros eslabones, como el matadero o una correcta cadena del frío hasta que el producto llega al consumidor. La crisis sí que afecta a las ventas, “porque para mucha gente lo fundamental es comprar barato, aunque también hay muchos que valoran la carne y la pagan”.

A un chico que quiera incorporarse a este sector le aconseja que se lo piense bien, “porque es necesario tener una buena base, y también le diría que diversifique en lo posible su explotación y que no trabaje solo, que busque apoyo en cooperativas y asociaciones”, concluye. 

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