En los pueblos, por lo general pequeños, de Castilla y León nunca ha sido fácil disponer en el momento de efectivo. Y cada vez se está complicando más. Desde la anterior crisis financiera, la de 2007, España ha pasado de tener 70 bancos a no más de una docena. Y esta reestructuración, que aún no ha terminado, ha significado menos oficinas, y menos cajeros. La principal alternativa, el dinero de plástico, la tarjeta, no es fácil en los pueblos: hay pocos datáfonos, la cobertura llega a lo que llega, y sobre todo hay mucha población mayor, que es la menos habituada a utilizar estos sistemas.

Esta situación, que conoce cualquiera que viva en un pueblo, ahora tiene un nombre, “vulnerabilidad financiera” y se confirma con datos, como los aportados por un reciente trabajo publicado por el Banco de España. No es que, en Castilla y León, con cerca de 3.800 puntos de acceso al dinero en efectivo, haya menos por habitante que en otras partes del país, el problema es que la dispersión de la población hace que para esos puntos queden lejos de los vecinos de los pueblos pequeños, a distancias por encima de los 10 kilómetros, y precisamente no en línea recta. Así, si en la mayor parte de España esa lejanía de un cajero afecta 2,5 habitantes de cada cien, en Castilla y León estaríamos hablando de 17 de cada cien. En total, entre las nueve provincias de la comunidad autónoma, se calcula que acceder a efectivo es complicado para unas 340000 personas. Y encima, esas personas son las más dependientes del dinero en efectivo, por su avanzada edad, porque lo necesitan para sus pequeñas compras (pan, pescatero, ultramarinos) y porque apenas pueden desplazarse fuera de sus pueblos.

La pandemia y la previsión de más cierres de oficinas han agudizado un problema, dado que para un banco si no hay al menos cincuenta retiradas de efectivo al día, un cajero no es rentable. ¿Cómo garantizar entonces a los vecinos del medio rural su derecho a contar con efectivo? El estudio del Banco de España plantea varias posibilidades. Primero y en lo posible, facilitar la digitalización, lo que de nuevo pasa por una cobertura óptima que ahora mismo no existe en muchas zonas rurales. Apunta también la utilidad de los agentes financieros y oficinas móviles, una fórmula ya existente en Castilla y León para el cobro de la pensión, aunque está en retroceso, paralelo a la reducción de efectivos en los bancos. Tercero, la posibilidad de que establecimientos comerciales te permitan pagar con tarjeta y retirar efectivo, aunque eso depende de la voluntad del propietario. Y cuarto, aplicar en nuestro país algo muy extendido en otros, como el Reino Unido o Irlanda, que utilizar la red de oficinas postales. Precisamente, hace unos días Correos anunciaba que instalará en los primeros meses de 2022 algunos cajeros en municipios de entre 500 y 3000 habitantes. Y por supuesto, se señala que es imprescindible la colaboración de las instituciones para poder garantizar, con unas u otras fórmulas, este servicio.

Provincia

Nº puntos acceso efectivo

Población sin puntos de acceso al efectivo

Población sin puntos de acceso efectivo % total

Municipios sin puntos de acceso efectivo

Ávila

274

33.168

21,0

212

Burgos

633

49.122

13,7

311

León

723

75.460

16,5

143

Palencia

234

29.231

18,2

162

Salamanca

466

61.447

18,7

305

Segovia

281

30.511

19,9

160

Soria

179

11.443

12,9

150

Valladolid

726

33.630

6,5

173

Zamora

279

47.354

27,8

201

CyL

3795

371.366

17,24

1.817

España

68692

1.187.851

2,5

4.115

Fuente: Campo Regional