Nuestra gente

Este ganadero y alcalde de Papatrigo (Ávila) se introdujo en el mundo de la agricultura y ganadería hace tan sólo diez años, para continuar con una explotación familiar tras la jubilación de su padre y de su tío.

José Luis nació hace ya cuarenta años en el pequeño municipio burgalés de Rojas, donde desde hace ya más de media vida trabaja junto a su hermano, día tras día, en la explotación familiar que antaño cultivaron su padre y abuelo.

Manuel Sastre es un agricultor de un pequeño pueblo de la provincia de Zamora, que a sus 48 años mira al futuro con incertidumbre.

Julio es un hombre de más de cincuenta años, quien hace ya dieciocho, cuando su padre recibió la jubilación, cambió su profesión de marino mercante por la agricultura, oficio que desempeñaron todos sus antepasados.

Para este agricultor de Aguaviva (Soria) el campo no tiene secretos. Cuando era pequeño lo conoció de la mano de su padre, y tras dejar los estudios comenzó a trabajar en la explotación familiar de cereal y ganadería. A sus 39 años, veintitrés de los cuales ha dedicado a la agricultura, ha observado de cerca las grandes trasformaciones del medio rural.

Cuando Alfonso tomó las riendas de la explotación familiar tenía sólo 18 años. La enfermedad de su padre aceleró esta incorporación, de la que nunca se ha arrepentido.

Dice José Antonio Rodríguez Vegas que, de volver a nacer, de nuevo sería agricultor. Le gusta su trabajo, y piensa que la agricultura es una profesión que permite respirar con más libertad.

Elías es un veterano en ASAJA-Burgos, donde dice que entró “hace mucho, fíjate que hasta tenía pelo...”. También lleva una pila de años como agricultor.

Como muchos otros agricultores, tras su matrimonio optó por irse a vivir a la capital, donde trabaja su mujer. Cada día le toca hacer 60 kilómetros para ir y volver de su pueblo natal, Villaprovedo.

Como tantos primogénitos, Felipe nació en el pueblo materno, El Pego, aunque desde niño vive una veintena de kilómetros más lejos, en Vadillo de la Guareña.

Jesús emigró de joven a Barcelona, y por poco no se queda en Transmediterránea. Pero para formar una decidió regresas a su pueblo natal, y desde hace 23 años vive en el mismo lugar donde nació.

Vive en Adradas, un pueblo soriano pequeño, de poco más de 40 vecinos. El automóvil se convierte en herramienta imprescindible para un chico de 32 años que, como Carlos, ha decidido quedarse a vivir y trabajar en el campo.